A veces llega un momento en el que te haces viejo de repente. La canción, de los Celtas Cortos, decía más cosas pero así es como comenzaba.
Beatriz no cree en las coincidencias. Piensa que las cosas pasan porque tienen que pasar, que son señales que avecinan algo. Yo nunca lo he creído, soy más de casualidades.
El caso es que el martes, mientras entrenaba, me vino un pensamiento a la cabeza. No sé porqué caí en la cuenta de que en agosto, mientras esté corriendo por las Rocosas, tendré ya cuarenta años. Que no digo que sean muchos, pero ya es una cifra respetable. De repente te das cuenta de que eres mayor y, por extensión, también los que te rodean. Tus padres, tu familia... los años pasan sin darte cuenta. Seguramente no hubiera pasado de una paranoia más de no ser porque, por la noche, una llamada me decía que mi madre está ingresada por un ictus. Muy leve afortunadamente, pero el susto no te lo quita nadie y de paso te rompe un poco los esquemas en una vida bastante planificada.
Más o menos, casi todos tenemos hecho nuestro calendario de carreras. Ya sabemos qué haremos dentro de dos viernes, dónde estaremos el 28 de junio y cuál ese objetivo grandioso en el que pensamos cada día. Y de repente, todo eso pasa a ser secundario. Te das cuenta de que estás haciendo planes a largo plazo cuando en cualquier momento puede cambiar todo radicalmente. Es complicado aceptarlo, pero no queda más remedio. Nos hacemos mayores y junto con ello llega este equipaje. Quizás sea un iluso porque en el fondo pensaba que siempre sería joven, o quizás sea simplemente que el avance del tiempo que no hace distinciones con nadie.
Beatriz no cree en las coincidencias. Piensa que las cosas pasan porque tienen que pasar, que son señales que avecinan algo. Yo nunca lo he creído, soy más de casualidades.
El caso es que el martes, mientras entrenaba, me vino un pensamiento a la cabeza. No sé porqué caí en la cuenta de que en agosto, mientras esté corriendo por las Rocosas, tendré ya cuarenta años. Que no digo que sean muchos, pero ya es una cifra respetable. De repente te das cuenta de que eres mayor y, por extensión, también los que te rodean. Tus padres, tu familia... los años pasan sin darte cuenta. Seguramente no hubiera pasado de una paranoia más de no ser porque, por la noche, una llamada me decía que mi madre está ingresada por un ictus. Muy leve afortunadamente, pero el susto no te lo quita nadie y de paso te rompe un poco los esquemas en una vida bastante planificada.
Más o menos, casi todos tenemos hecho nuestro calendario de carreras. Ya sabemos qué haremos dentro de dos viernes, dónde estaremos el 28 de junio y cuál ese objetivo grandioso en el que pensamos cada día. Y de repente, todo eso pasa a ser secundario. Te das cuenta de que estás haciendo planes a largo plazo cuando en cualquier momento puede cambiar todo radicalmente. Es complicado aceptarlo, pero no queda más remedio. Nos hacemos mayores y junto con ello llega este equipaje. Quizás sea un iluso porque en el fondo pensaba que siempre sería joven, o quizás sea simplemente que el avance del tiempo que no hace distinciones con nadie.
Hoy, 16 millas y unas series cortas, 10 x 200 mts, que la semana pasada leí que también nos vienen muy bien.
EQU: Zapas TNF Single Track (450 millas) / Camiseta Altus Bora + interior Nike / Pantalón Sport Zone
Hacer planes es lo que nos ayuda a levantarnos cada día para llevarlos a cabo, lo que pasa en medio es la vida :) , espero que tu madre se recupere pronto.
ResponderEliminarEs normal amigo, hacerse planes de futuro, si no fuera por estos no viviríamos como vivimos. También te digo que disfrutes todo lo que puedas de lo que te gusta, de los tuyos, de ti mismo y no te detengas a pensar en cuando eso no estará porque ese tiempo si lo habrás perdido. Un abrazo fuerte, espero este todo bien amigo.
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