He tenido la suerte de viajar en cinco ocasiones a La Palma para participar y contar Transvulcania. Cinco años que me permitieron vivir la prueba desde diversos ángulos. Como corredor en 2015, como medio después y, más adelante, integrado en la organización de la prueba para conducir las retransmisiones. Tiempo suficiente para conocer la carrera a fondo, sentirla en parte como propia y mantener un cierto punto de espíritu crítico.
Transvulcania llegó a su undécima edición, la del 2019, en un perfecto estado de salud. El principal activo de la carrera era, sin duda, el excelente trato que recibían los participantes desde que pisaban la Isla de La Palma. Cualquier corredor, sea élite o sea popular, se sentía parte de la prueba. Eso es algo que te transmiten todas las personas implicadas en la organización pero también los palmeros, que consideraban Transvulcania como algo suyo y que también se reflejaba en las instituciones de la Isla, sabedoras de que la prueba es un escaparate de La Palma a nivel mundial y la oportunidad de promocionarla, promoción que comienza desde el mismo momento en que el participantes embarca en el avión de vuelta a casa. Y eso que Transvulcania ya tiene el trabajo hecho y, seguramente, no necesita más promoción. A pesar de ello se trabajaba por mejorar y por innovar constantemente.
La pandemia global obligó a su cancelación en 2020, como la inmensa mayoría de pruebas a nivel mundial y cuando en 2021 comenzaba a estar ya todo prepado, con el inminente anuncio de su inclusión en las UTMB World Series, la erupción del Volcán Tajogaite forzó a una nueva cancelación. Transvulcania regresaba en 2022, en una atípica fecha otoñal, ya con el sello de unas UTMB World Series que desembarcaron en la Isla de La Palma incorporando a la prueba al circuito más importante del mundo pero, quizás, con la falta de sensibilidad de quien va a organizar algo que es parte de todos los palmeros y palmeros. Y si bien es cierto que UTMB Iberia se hizo cargo de Transvulcania en la época más complicada de la prueba, tras las dos cancelaciones, no es menos cierto que no se logró llevar de nuevo a Transvulcania a las cotas que la habían convertido en una de las mejores carreras del mundo.
La edición de otoño de 2021 fue de perfil bajo, ganando peso el corredor popular, casi por obligación, y en la que echó en falta una mayor presencia de élites. Acostumbrados a ver siempre en Transvulcania, hasta ahora, a los mejores corredores del mundo, no pudimos disfrutar de duelos a la altura de las ediciones anteriores. La prueba también llegaba acompañada de polémica por la modificación de la prueba vertical y por las voces que, desde la Isla de La Palma, apuntan a una devaluación de la carrera y de pérdida de su ADN en la edición del retorno, la que debería haber significado situar de nuevo a La Palma en el centro del mapamundi del ultratrail mundial.
En 2022, la segunda edición bajo el paraguas de UTMB, se recuperó parte del brillo perdido e incluso la victoria de Dakota Jones nos hizo volver por un momento a los años en los que ver al estadounidense, a Anna Frost, a Kilian Jornet o Luis Alberto Hernando en los senderos de La Palma era lo habitual. Sin embargo, el público no era partícipe de esta edición y las imágenes del paso de los corredores por Los Canarios o en el tramo final de Los Llanos de Aridane nada tenían que ver con las de 2019 y años anteriores.
La fractura social respecto a Transvulcania en la Isla de La Palma era evidente desde la llegada de UTMB Iberia. Una fractura en la que todas las partes tienen su porcentaje de culpa, en mi opinión mayor la de UTMB Iberia, y que no se ha llegado a superar nunca, agrandándose más si cabe hasta derivar en lo que era un secreto a voces, el fin del matrimonio entre Transvulcania - UTMB World Series. una separación comunicada de "mutuo acuerdo" que dista mucho de ser así.
Llegan tiempos de cambios. Que forme parte de unos u otros circuitos, que quienes estén dentro de la Organización cambien no importa. Lo importante es que Transvulcania vuelva a ser la carrera de todos los palmeros y palmeras y, probablemente, uno de los mejores ultratrail del mundo en el mejor escenario posible.
Yo creo que hay varios puntos importantes. La conexión de la isla con la carrera muchas veces se da porque familiares o amigos corren la carrera. Esto pasa solo algunas veces en la vida de cada persona, una gran parte de los palmeros ya han corrido la carrera y no repiten. Luego, la llegada de UTMB hace que lleguen más corredores extranjeros, lo que baja más el interés del público local. En mi opinión, veo difícil recuperar los niveles de esos años dorados, aunque sí veo posible hacer una carrera con mucho cariño al corredor
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