Israel, el viaje de mi vida. Jerusalem.

 Jerusalem. Más que la capital del mundo.

“¿Cuánto vale Jerusalem?. Todo”

La frase la pronuncia Saladino en la película “El Reino de los Cielos” y resume en sólo cuatro palabras el significado de una ciudad que, por si sola, merece el viaje entero. Jerusalem es una experiencia, es una mezcla de sentimientos que te atrapa desde que llegas, desde que empiezas a percibir una atmósfera espiritual y sentir una ciudad que transmite historia, religión y mezcla de culturas. Una ciudad santa para cristianos, judíos y musulmanes no puede defraudar y no lo hace. Desde luego, no la Ciudad Vieja pero tampoco el exterior de la muralla, una Jerusalem diferente que sorprende, y mucho, para bien.

¿Por dónde comenzar? Complicado. Quizás por el lugar que más me impresiono personalmente, el Muro Occidental, el Western Wall, el Muro de las Lamentaciones (al que sólo llamamos así los hispanoparlantes). En su definición, el lugar más sagrado del Judaísmo, el único tramo que ha llegado a nuestros días del Segundo Templo. En la práctica, el lugar más espiritual que he visitado. No es necesario ser judío para comprender su significado, para sentir su espiritualidad o para que se te pongan los pelos de punta cuando apoyas tu mano en la piedra. Si la visita a la Ciudad Vieja es un viaje en el tiempo y una inmersión en tres culturas tan diferentes, llegar al Muro Occidental, y su visión por primera vez atravesando las calles del Barrio Judío es inolvidable.


Es hora de volver a la primera línea de nuestro viaje. Si eres creyente, Jerusalem alberga los lugares más sagrados del Cristianismo. Si no lo eres, vas a conocer en primera persona los lugares que todos, en mayor o menor medida, hemos estudiado de pequeños. En ambos casos vas a alucinar. Porque la sensación de pisar las mismas calles en las que Jesucristo arrastraba la cruz, estar en el lugar en el que le crucificaron, visitar el Monte de los Olivos donde rezó la noche anterior o el espacio vacío donde resucito no se puede explicar con palabras. Es necesario sentirlo. La Vía Dolorosa y sus catorce estaciones o la Iglesia del Santo Sepulcro permanecen en la memoria para siempre.

De camino al tercer vértice de Jerusalem, la Explanada de las Mezquitas y la Cúpula de la Roca, los lugares sagrados de los musulmanes, es obligado visitar y perderse, una y otra vez, en el Mercado de la Ciudad Vieja, en el que puedes encontrar de todo. Un mercado en el que debes aparcar las prisas en la entrada y disfrutar del ritual que supone comprar, del regateo y del te.


Pero Jerusalem es mucho más que la Ciudad Vieja. Es una ciudad moderna sorprendente por su animada vida, por sus calles llenas de gente, por sus barrios modernos con galerías de arte, cafeterías sacadas de un catálogos hispster y librerías, decenas de librerías. Jerusalem es también la Colonia Alemana, la Moshava, un idílico enclave a diez minutos de la Ciudad Vieja donde la vida es tranquila y reposada entre edificios templarios de finales del siglo XIX, es el Yad Vashem, el sobrecogedor Museo del Holocausto que, aunque alejado del centro es una obligada visita para conocer uno de los episodios más negros de la historia y es vivir el Sabbath.

Planificar un viaje a Israel y que la noche del viernes al sábado estés en Jerusalem es como si te toca la lotería. Ser actor principal del día sagrado del Judaísmo es una experiencia, otra más que no olvidarás. Los grupos de familias ortodoxas dirigiéndose al Muro Occidental para el rezo más especial de la semana, las calles vaciándose poco a poco a medida que se acerca la puesta de sol, las familias que van a otras casas con los platos que han preparado como la tarde de Nochebuena en España o el silencio en las calles al regresar en bicicleta al hotel por la noche sin coches en la calzada.


Mis imperdibles

Subir a la azotea del Hospicio Autriaco en la Ciudad Vieja y contemplar la vista. Cenar en la terraza del restaurante del Notre Dame Center. Visitar o alojarse en el Hotel Rey David, historia viva de la ciudad. Pasear por las calles vacías de Jerusalem en Sabbath. Visitar y dedicar tiempo al Muro Occidental.

 

Correr en Jerusalem

Sin rumbo, no ha mejor consejo. El único, hacerlo a primera hora de la mañana para tener toda la Ciudad Vieja para ti, pero respetando los lugares sagrados para la tres religiones.


Donde dormir

Hotel Villa Moshava. Un idílico y tranquilo boutique hotel en la Colonia Alemana, alejado del bullicio del centro de Jerusalem y con todo el encanto de poder vivir por unos días en un auténtico barrio judío.

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