Sin excusas.
Una Guara Somontano preparada bastante a conciencia, con buenas entrenamientos, unas cuantas salidas por el monte productivas y la Ruta de Insurrección en agosto para comprobar que todo marchaba por el camino correcto. De aquellos dos días sin embargo quedó de recuerdo una pequeña fisura en un dedo del pie izquierdo que ha estado dando guerra desde entonces. Aun con todo, y el haber salido a entrenar sólo cuatro días de las ultimas tres semanas, no es excusa para no completar 52 kilómetros.
La semana previa fue buena, llegaba motivado y con ganas de hacerlo bien. Era la última carrera por montaña antes de empezar a ponerme en modo maratón y tenía ganas.
El día en Alquézar salió perfecto, con una temperatura ideal. De salida las sensaciones eran buenas, me sentía bien y la primera hora y media, alumbrada por los frontales en la noche pasó rápida y asimilando bien los kilómetros. El paso por el tramo de las pasarelas, la llegada a Alquézar tras completar el primer bucle y la salida del pueblo hacía presagiar que todo iba por buen camino... hasta el kilómetro 18, justo a las dos horas y media de carrera.
En ese momento algo hizo click en mi y la motivación se desvaneció, las ganas de seguir corriendo desaparecieron y todo lo que estaba disfrutando hasta ese momento ya no existía. Un cortocircuito en toda regla ante el que hice lo que me apetecía en ese momento, irme para casa.
La Long Trail terminó por una suma de pocas ganas y ausencia de motivación.
No hay excusas. Han pasado casi cuatro años desde mi último DNF. Es hora de descansar unos días y empezar a pensar en el Maratón de San Sebastián.
