Los años pasan, las carreras en las que participamos también, las temporadas terminan... y los recuerdos quedan. Eso es lo que perdura y lo que puede hacer que recordemos una temporada como buena o mala en base simplemente a un recuerdo. En mi caso 2017 será recordado más que por un momento, por las catorce horas que tardamos en recorrer los 100 kilómetros de la Trailwalker Madrid.
Hasta hace dos o tres años me resultaba relativamente fácil elegir las carreras en las que participar. Solamente había que encajar la prueba con los días libres en el trabajo y a estos dos añadir el factor económico. El crecimiento de Territorio Trail Media ha añadido un cuarto factor a la ecuación. Y eso significa no siempre poder correr donde quiero aunque sí vivir la prueba desde otro punto de vista.
Transvulcania, donde participé en 2015 y me gustaría repetir no pudo ser ni será tampoco en 2018. Algo similar pasó con el Gran Trail Trangoworld Aneto Posets y, también en Ultra Pirineu. Tres ultras en las que me hubiera gustado tomar la salida pero que las viví igual de intensamente que si lo hubiera hecho.
El año comenzó en febrero, en la Vallès Drac Race en la que participaba por tercera vez. El tiempo final fue similar al de los años anteriores, pero en esta ocasión fue diferente ya que compartí los 50 kilómetros por Sant Llorenç con nuestro compañero de Territorio Trail Juan González.
Abril llegaba con la primera edición de las 24 Horas en Punto de Pinto. Una nueva prueba que también significaba para mi una nueva experiencia: la de una carrera por tiempo, en mi caso doce horas, y en un circuito de menos de dos kilómetros de longitud. Al contrario de lo que pensaba antes de su inicio la experiencia fue muy gratificante.
El 3 de junio Lozoya acogía la salida de la Trailwalker Madrid. 100 kilómetros por equipo en el que David Sánchez, Manu Hurtado, Antonio Madriñán y yo, con la asistencia de Carlos Velayos, participamos como Territorio Trail. Fueron 14 horas en las que, sin haber corrido nunca juntos, completamos una prueba para recordar.
Una partición en Boca del Infierno, un año más, sirvió para cerrar esta primera parte del año.
Y, como todos los años, tras el verano llegó la falta de motivación y de objetivos. Sin poder correr Ultra Pirineu y sin nada a la vista, entrenamientos por cumplir con la rutina hasta que de repente apareció con Powerbar la opción de ir al Maratón de San Sebastián. Una preparación express en quince días y las ganas de hacer algo diferente sirvieron para cerrar el año más contento de lo que pensaba.
En cómputo general, 2017 no ha sido el año más prolífico en cuanto carreras pero si incluyo en la balanza calidad y cantidad, como nota final podría calificarlo como notable. No ha habido retiradas :) y en las cinco carreras he terminado contento.
Hasta hace dos o tres años me resultaba relativamente fácil elegir las carreras en las que participar. Solamente había que encajar la prueba con los días libres en el trabajo y a estos dos añadir el factor económico. El crecimiento de Territorio Trail Media ha añadido un cuarto factor a la ecuación. Y eso significa no siempre poder correr donde quiero aunque sí vivir la prueba desde otro punto de vista.
Transvulcania, donde participé en 2015 y me gustaría repetir no pudo ser ni será tampoco en 2018. Algo similar pasó con el Gran Trail Trangoworld Aneto Posets y, también en Ultra Pirineu. Tres ultras en las que me hubiera gustado tomar la salida pero que las viví igual de intensamente que si lo hubiera hecho.
El año comenzó en febrero, en la Vallès Drac Race en la que participaba por tercera vez. El tiempo final fue similar al de los años anteriores, pero en esta ocasión fue diferente ya que compartí los 50 kilómetros por Sant Llorenç con nuestro compañero de Territorio Trail Juan González.
Abril llegaba con la primera edición de las 24 Horas en Punto de Pinto. Una nueva prueba que también significaba para mi una nueva experiencia: la de una carrera por tiempo, en mi caso doce horas, y en un circuito de menos de dos kilómetros de longitud. Al contrario de lo que pensaba antes de su inicio la experiencia fue muy gratificante.
El 3 de junio Lozoya acogía la salida de la Trailwalker Madrid. 100 kilómetros por equipo en el que David Sánchez, Manu Hurtado, Antonio Madriñán y yo, con la asistencia de Carlos Velayos, participamos como Territorio Trail. Fueron 14 horas en las que, sin haber corrido nunca juntos, completamos una prueba para recordar.
Una partición en Boca del Infierno, un año más, sirvió para cerrar esta primera parte del año.
Y, como todos los años, tras el verano llegó la falta de motivación y de objetivos. Sin poder correr Ultra Pirineu y sin nada a la vista, entrenamientos por cumplir con la rutina hasta que de repente apareció con Powerbar la opción de ir al Maratón de San Sebastián. Una preparación express en quince días y las ganas de hacer algo diferente sirvieron para cerrar el año más contento de lo que pensaba.
En cómputo general, 2017 no ha sido el año más prolífico en cuanto carreras pero si incluyo en la balanza calidad y cantidad, como nota final podría calificarlo como notable. No ha habido retiradas :) y en las cinco carreras he terminado contento.
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