La Puyada Oturia, la carrera dura cerquita de casa, nunca defrauda. Con la del domingo serán ya siete participaciones. Y el conocer casi todas las piedras del recorrido no es sinónimo de que vaya a salir la carrera del siglo. De hecho, suele ser todo lo contrario. Menos mal que, a lo largo de todos estos años hay algo que siempre ha estado a favor, la meteorología que ya sea junio o septiembre, ha sido favorable.
El primer año en el que participé, 2007, en la que era mi primera carrera de montaña entré en Pirenarium con una brecha que necesitó cinco puntos. Eran otros tiempos. Al año siguiente llegué entero, pero sin conseguir el tiempo que quería. En la tercera participación ni fu ni fa, se llegó. En 2011 me arrastré de principio a fin y en 2012 batí mi tiempo en negativo, casi seis horas. Cuatro años después toca volver a Sabiñánigo y ver cómo hemos evo (in) volucionado.
Sí que me da la sensación, que luego estoy seguro que no se confirmará, que este año llego bastante bien (risas). Después de una primavera con poquitas ganas de correr y un verano en el que he entrenado peor con el calor que otros años, desde la vuelta de vacaciones he recuperado ganas y ritmos. Veremos cómo responden las piernas en una Oturia que, si las temperaturas son altas, se puede hacer bastante larga.
38 Kms que, como indica el perfil, se pueden dividir perfectamente en dos partes, que además separan la parte más complicada de la teóricamente más fácil. Hasta el k19 se acumula la mayor parte del desnivel positivo y los tres grandes ascensos: a Santa Engracia, Santa Orosia y con un pequeño respiro el ataque final a Oturia. Coronar en menos de 3 horas estaría muy bien para empezar el descenso que, casi sin descanso, deja en Satué. Desde aquí unos doce kilómetros de toboganes, de terreno fácil pero algo pestoso, una sorpresa final en forma de tachuela a dos kilómetros de meta y la entrada en Pirenarium.
Será el domingo, a partir de las 8h30'.
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