En Colorado. La altura y la cambiante meteo.


Un AVE a Madrid. 9 horas de avión hasta Chicago. Un retraso de dos horas en el aeropuerto. Otras dos a Denver y de allí 119 millas de coche hasta llegar a Vail. O lo que es lo mismo, dieciséis horas de viaje. Pero afortunadamente sin problemas en los viajes, sin pérdidas de equipaje y sin ninguna incidencia que reseñar ya estamos en Colorado. 

Sólo llevamos un día, pero tiempo suficiente para experimentar todo lo que habíamos leído y escuchado. Los efectos de la altura. Ese dolorcillo de cabeza que se te pone cuando ves en el altímetro que estás a 3100 metros de altura o esas piernas que se cansan un poquito más de lo normal cuando sales a entrenar.

Porque a pesar de que el miércoles llegamos cerca de las doce de la noche, como con el jetlag a las cinco y media de la mañana ya estaba despierto, qué mejor cosa que calzarse las zapas y salir a entrenar. Sólo 45' para desentumecer las piernas, partiendo de la cota 2450 a la que nos encontramos para llegar a los 2800 por los senderos que bordean las pistas de esquí. Y aunque la verdad es que creía que lo iba a notar más, se acusa algo más de fatiga sobre todo en los tramos de ascenso pronunciado. Aparte de eso, ningún síntoma más salvo un ligero dolor de cabeza que desapareció tras dormir. 

También habíamos oído hablar de lo que cambia la meteo por aquí. Cierto, porque de un sol excelente esta mañana y una temperatura muy agradable para correr el cielo se ha cerrado de repente, las nubes han bajado y los truenos y la lluvia se han venido a hacernos compañía junto con el frío. 





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