Hacer un 10k no es algo que estuviera en mis planes ni a corto, ni a medio ni a largo plazo. De hecho es una distancia que no me ha motivado nunca y en la que no había participado en todos los años que llevo corriendo.
Lo que sí estaba en mis planes era participar en el Maratón de Zaragoza, que debía empezar a preparar pasada La Jurramendi. Empezar empecé, pero poco motivado para sufrir a unos ritmos altos que, además, tampoco salían. Fue imposible completar un rodaje decente de veinte kilómetros a unos ritmos que me permitieran hacer un crono que considerara "potable". Para bien o para mal soy de los que piensan que hacer un maratón rodando las cuatro horas no es "correr" un maratón, muy probablemente una opinión equivocada. Sí quería disfrutar del día grande del running en Zaragoza y correr por sus calles, por lo que finalmente me decidí por participar en el 10k sin mayor pretensión que hacer un rodaje por Zaragoza, pasar la mañana del domingo y buscar un ritmo que me llevara a rondar los 45 minutos.
Y, en resumen, así fue. Tras una salida bastante lenta por la aglomeración de corredores, el primer kilómetro se fue a 5:01 y el segundo a 4:43. Fue a partir del tercero, ya con espacio para correr cuando pude coger ritmo constante entre 4:30 y 4:25 para llegar a meta en 45'29", algo sorprendido de lo "fácil" que había corrido.
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