La Jurramendi, remando a contracorriente

La Jurramendi es la típica carrera en la que, en otra época, me hubiera ido para casa a la media hora. Afortunadamente, aunque ya casi en los cincuenta, me ha llegado la capacidad de sufrimiento suficiente para seguir cuando las cosas se tuercen o, en este caso, cuando las piernas no van y si te rompen los bastones en la primera subida potente. Porque, si hace diez años corríamos carreras como La Jurramendi o peores sin bastones, también lo podemos hacer hoy en día.

La Jurramendi, con 27 kilómetros y 1700 metros positivos, tenía sobre el papel tres subidas muy potentes que había que gestionar. Una carrera de, digamos, cuatro horas. El problema es que las subidas potentes eran "muy potentes" y que la última era infernal. Seguramente con bastones hubiera podido gestionarlas mejor. Sin ellos, sobrevivir ha sido suficiente.

Ayegui acogía la séptima edición de una prueba que bien merece una visita, tanto por el recorrido como por un entorno espectacular de monasterios, naturaleza, viñedos... y una fuente en la que en vez de agua sale vino :).

A las nueve de la mañana del domingo comenzaba la carrera, en un día soleado que anticipaba la excelente meteo que tuvimos. Tras un primer kilómetro por las calles del pueblo comenzamos el primer ascenso, lento por la cantidad de corredores pero que permite coger sensaciones... o no encontrarlas como me ha tocado a mi hoy. A pesar de todo salvo los primeros cuatrocientos positivos en 35 minutos. El descenso permite que se disuelvan los grupos y ya me quedo solo, bastante atrás, para hacer mi carrera.

En kilómetro cinco comienza el primero de los ascensos potentes y es aquí donde, al sacar los bastones, veo que no se pueden desplegar no sé muy bien por qué. Casi diez minutos parado intentando hacerlos funcionar hasta que lo dejo por imposible y cambio el chip de carrera. 


Ascendemos hasta los mil metros partiendo de 500 y llego arriba en 1h32' después de 8 kilómetros de carrera. Un descenso sucio y algo complicado nos deja en el kilómetro 10 a los pies de la segunda "dificultad", un poquito más suave y con algún descanso intermedio. Corono en 2h15' tras doce kiómetros y es aquí cuando me doy cuenta que, hasta ahora, no ha habido ningún tramo de descanso, sea ascendiendoo descendiendo.

Sí que a partir de ahora vienen los kilómetros más favorables. Primero tres por senderos, para enfilar un descenso vertiginoso que vueve a dejarme, tras una zona de toboganes, a los pies del último ascenso de la carrera. Es el kilómetro 19 y son 3h15' de carrera. 

Toca salvar seiscientos metros positivos en kilómetro y medio en una subida tremendamente vertical, dura y pestosa que se hace interminable. Al final, y después de 40 minutos para competar ese kilómetro y medio, llego al 21 en cuatro horas de carrera, que es tiempo que había calculado para hacerla entera.

Ahora sí, el terreno ya es favorable y en descenso, logro reponerme y avanzar con un ritmo medianamente decente hasta cruzar la meta de Ayegui en 4h40', terminado entre los quince... últimos :).

Carrera sufrida, muy dura pero a la vez muy recomendable, en un entorno y una comarca que merece pasar un fin de semana largo. Si no conocíais La Jurramendi, ponedla en vuestro calendario del 2024.



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