Mi 2022

Dice mi Strava que en 2022 he corrido 2.826 kilómetros, que he salido a entrenar 210 días y que he competido, con dorsal, en cinco carreras. Son los mejores números desde 2019 y es el mayor número de dorsales pinchados desde 2018. ¿Me pongo nota? Venga, me pongo nota, digamos un 6.8, por encima del aprobado. Hubiera sido notable mi la huelga de la SCNF no me hubiera dejado en tierra sin poder viajar a la Saintélyon, lo que era el objetivo de la temporada, convirtiendo el 2022 en un año sin ultras, el primero sin tocar el ultratrail desde ¡¡¡2009!!!, pero que no empaña doce meses en los que he conseguido lo más importante, disfrutar del deporte ya sea entrenando o compitiendo.

En febrero descubrí una carrera y una zona nueva en la Apuko Igoera. Una de esas #PequeñasGrandesCarreras de las que hablamos muchas veces en Territorio Trail. Un pequeño pueblo volcado con ella, una organización de 10 y un recorrido bonito y disfrutón. Si la sumamos el barro, la lluvia y todo lo que hace especial una carrera en el País Vasco, tenemos una prueba 100% recomendable con la que terminar un fin de semana largo en Bilbao y, para mi, una buena forma de comenzar la temporada.

Dos meses después tocó rendir visita al señor Maratón, a quien no iba a ver desde el 2017 y que me recibió con los brazos abiertos y un gran mazo en una mano. Después de cuatro maratones (2009, 2010, 2013 y 2017), el de este 2022 lo recordaré como ese al que llegaba con más dudas y que terminó tal y como esperaba antes de comenzarlo, 3h36', pero con el sabor agridulce que te deja el pensar que de podía hacer sido mucho mejor.

Y del asfalto, en junio, vuelta a las montañas y otra carrera nueva por descubrir, la Iberika Trail Piedrafita. Con sus 29 kilómetros y 1200 metros positivos, fue una agradable sorpresa en varios aspectos, el primero, mi rendimiendo. Aunque el tiempo no fuera para tirar cohetes, 4h28', las sensaciones que me deja la carrera fueron muy buenas. Otro aspecto a destacar, el recorrido. Siendo cero técnico, los kilómetros fuera de sendero, que son unos cuantos, le dan un toque de aventura que hace a la prueba diferente. Y el último, la organización, muy serios y correctos, sin alardes pero sin que falte de nada.

Quince días después volvía a una de las pruebas a las que más cariño tengo y que más he disfrutado desde que comencé a correr, la Desértica Olivera Belchite, diez años después de mi última participación. Diez años después, la Desértica Olivera Belchite mantiene toda la esencia que hizo grande esta carrera, aumentada con un recorrido mucha más montañero, con tramos de cresteo y fuera de pista que le dan un punto muy interesante, con la organización de Farleck Sport brillando a gran altura.


Pasado el verano me puse en modo Saintélyon, entrenando desde finales de agosto por y para ella. Cuando preparé el planning de entrenamiento de la Saintélyon, lo dividé en varios ciclos. Una mini pretemporada en Jasa de 15 días acumulando desnivel y kilómetros, una segunda parte de acumulación que en septiembre que debería haber terminado en Ultra Pirineu pero que al fina, las || hicieron que me quedara sin UP y con una semana en blanco, y un tercer bloque de mediados de octubre a mediados de noviembre entrenando en fatiga y acumulando kilómetros anges de empezar a afinar. Después de cinco semanas rondando los 100 kilómetros de entrenamiento, el Trail Mularroya era la carrera elegida para ver si vamos por buen camino o no. Participar en una carrera sin prepararla específicamente, después de una semana normal de entrenamiento y llegando a la salida relativamente cansado. Competir en fatiga y competir bien.

Desde entonces hasta el 3 de diciembre sólo había que afinar entrenamientos y mirar la previsión meteorológica... hasqta que un SMS de RENFE camino a Barcelona me anunciaba la cancelación de los trenes internacionales por huelga en la SNCF, cerrando de forma amarga y bastante desmotivado un 2022 que en conjunto, ha sido casi notable.

 


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