Cuando preparé el planning de entrenamiento de la Saintélyon, lo dividé en varios ciclos. Una mini pretemporada en Jasa de 15 días acumulando desnivel y kilómetros, una segunda parte de acumulación que en septiembre que debería haber terminado en Ultra Pirineu pero que al fina, las || hicieron que me quedara sin UP y con una semana en blanco, y un tercer bloque de mediados de octubre a mediados de noviembre entrenando en fatiga y acumulando kilómetros anges de empezar a afinar. Después de cinco semanas rondando los 100 kilómetros de entrenamiento, el Trail Mularroya era la carrera elegida para ver si vamos por buen camino o no. Participar en una carrera sin prepararla específicamente, después de una semana normal de entrenamiento y llegando a la salida relativamente cansado. Competir en fatiga.
El Trail Mularroya ha cambiado mucho desde la última vez que participé, en 2013. Nueve años después la distancia grande se ha alargado hasta los 31,5 kilómetros y el terreno ha pasado a ser algo menos corredero ganando en espectacularidad. Era una carrera de montaña y ahora es una carrera por montaña, sin nada que envidiar a otras que se organizan en cotas más altas.
A las 9:30, con un día que anticipaba calor, típico de este noviembre que estamos viviendo, comenzaba el Trail Mularroya sin más pretensiones que escuchar al cuerpo y ver si había asimilado bien las semanas de entrenamiento, con una previsión de tiempo de unas cuatro horas. Los tres primeros kilómetros de pista enseguida desembocaban en sendero en constante subida hasta picar el k5 en 30'. Desde allí, por tramos muy correderos y pista, un continuo subebaja que me deja en el k10 en 1h10', momento en que comienza el ascenso al punto más alto de la carrera, que coindide con el kilómetro 15 y dos horas justas.
Un descenso vertiginoso marca el ecuador de carrera, con las piernas respondiendo y sin sensación de cansancio excesivo, que es lo que se trataba. Tras unas cuantas trampas y tramos que mezclan sendero con algún kilómetro de pista forestal, los últimos cinco kilómetros son en suave descenso por caminos agrícolas, que cubro por debajo de 5', y que me dejan en la meta de La Almunia después de 3h45' de carrera.
Lo importante no era el tiempo sino las sensaciones y estas fueron buenas. Menos ya de tres semanas para la Saintélyon, la preparación marcha por buen camino y ahora ya sólo queda afinar.
Mención importante para la organización de Fartleck Sport, a gran altura y haciendo las cosas muy bien, sin alardes pero sin un pero, tanto en el recorrido como en el trato al corredor. Excelente.
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