Una Transvulcania para creer


Cinco años en Transvulcania me han permitido vivir la prueba desde diversos ángulos. Como corredor en 2015, como medio después y, más adelante, integrado en la organización de la prueba para conducir las retransmisiones. Tiempo suficiente para conocer la carrera a fondo, sentirla como propia y mantener un cierto punto de espíritu crítico.

Tras superar con nota la complicada edición del 2018, lastrada por la coincidencia de fechas con el Campeonato del Mundo, Transvulcania ha llegado a su undécima edición en un perfecto estado de salud. El principal, sin duda, el excelente trato que siguen recibiendo los participantes desde que pisan la Isla de La Palma. Cualquier corredor, sea élite o sea popular, se siente parte de la prueba. Eso es algo que te transmiten todas las personas implicadas en la organización pero también los palmeros, que sienten Transvulcania como algo suyo y que también se refleja en las instituciones de la Isla, sabedoras de que la prueba es un escaparate de La Palma a nivel mundial y la oportunidad de promocionarla, promoción que comienza desde el mismo momento en que el participantes embarca en el avión de vuelta a casa. Y eso que Transvulcania ya tiene el trabajo hecho y, seguramente, no necesita más promoción. A pesar de ello se trabaja por mejorar y por innovar. La "tematización" que comenzó en 2017 ha vuelto a ser un éxito aunque sin llegar a las cotas del Space Runner del 2018. En 2020 serán los volcanes, continuando la línea de asociar Transvulcania a un elemento diferenciador de La Palma.


Una salida inolvidable, un recorrido espectacular, un público entregado y la mejor meta del mundo. Así podría resumirse, en pocas palabras, Transvulcania. En muy pocas, porque es mucho más. Desconozco si los organizadores de la primera Transvulcania, allá por el verano de 2009, eran conscientes de que estaban creando una prueba que en poco tiempo se iba a convertir en una de las más importantes del calendario mundial y que los 93 participantes que cruzaron la meta llegarían a multiplicarse por veinte apenas unos años más tarde. Tampoco sé si imaginaban que Transvulcania se convertiría en un referente global, una de esas carreras en las que todo corredor desea participar. O que se iba a crear una minitemporada turística las semanas anterior y posterior a la celebración la prueba. Y que, cuando preguntas a participantes de años anteriores sobre cómo es Transvulcania, te comenten que olvides el cronómetro y disfrutes de la Isla y de sus gentes.

Puede que se avecinen tiempos de cambios, que forme parte de unos u otros circuitos, que quienes estén dentro de la Organización cambien... pero Transvulcania debe seguir siendo la carrera de todos los Palmeros y, probablemente, uno de los mejores ultratrail del mundo en el mejor escenario posible.

Transvulcania es la carrera de todos los palmeros y de todo aquel que ha participando en ella alguna vez. 

 

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