Es indudable que la Isostar Desert Marathon dejó un hueco en el calendario que sigue vacante, pero si hay una prueba que significó un antes y un después y se puede decir que fue una adelantada a su tiempo, es la Desértica Extrema Belchite. Una idea de Jesús Arroyo a quien, si hay un calificativo con el que se le podría definir, y en el sentido más amplio de la palabra, es el de visionario.
Corría el año 2004 cuando Anuesport Aragón organizó la primera edición de un formato novedoso por aquel entonces. Una carrera dicivida en dos etapas, la primera corta el sábado por la tarde en la localidad de Valmadrid (unos 8 kilómetros) y la segunda el domingo, uniendo las localidades de La Puebla de Albortón y Belchite, de unos 30 kilómetros de longitud. Todo ello aprovechando los impresionantes parajes de la Comarca del Campo de Belchite y en una época hasta entonces tan poco propicia para correr como era el primer fin de semana de julio, con temperaturas que rondaban los 40 grados. Su nombre, Desértica Extrema, lo decía todo.
A medida que se cumpliían ediciones la Desértica Extrema fue ganando a renombre hasta convertirse en una referencia a nivel nacional, llegando a participar en su momento álgido corredores como Jordi Aubeso. Desde la Organización se trabajaba para hacer crecer la prueba e innovar con los recorridos que atravesaban lugares tan emblemáticos de la zona como la Foz de Zafrané. Una auténtica aventura a menos de cincuenta kilómetros de Zaragoza capital.
Calor, polvo, interminables rectas que llegaban hasta el infinito e incluso el paso en algunas ediciones por el interior de una fábrica de yeso hicieron de la Desértica Extrema una prueba especial y con una grana acogida por parte de los corredores. El primer fin de semana de julio era una fecha muy esperada y, tanto el sábado por la tarde en Valmadrid como el domingo en Belchite, unas jornadas diferentes.
Desgraciadamente la falta de apoyos institucionales por un lado, la imposibilidad de la Organización sin esos apoyos de mantener la prueba con las características que la hacían diferente y, por qué no decirlo también, ciertos bandazos de los organizadores respecto al formato, fechas y distancias hicieron que poco a poco la Desértica Extrema tal y como se hizo grande se desinflara.
En la actualidad la Olivera Extrem, con los mismos organizadores, ha recogido el testigo también con Belchite como escenario. 14 kilómetros de distancia que se disputaron el 10 de junio.
Si la Isostar Desert Marathon dejó un hueco en el calendario, la Desértica Extrema marcó un antes y un después en las pruebas desérticas en nuestro país y una huella en los corredores que todavía no se ha borrado.
Corría el año 2004 cuando Anuesport Aragón organizó la primera edición de un formato novedoso por aquel entonces. Una carrera dicivida en dos etapas, la primera corta el sábado por la tarde en la localidad de Valmadrid (unos 8 kilómetros) y la segunda el domingo, uniendo las localidades de La Puebla de Albortón y Belchite, de unos 30 kilómetros de longitud. Todo ello aprovechando los impresionantes parajes de la Comarca del Campo de Belchite y en una época hasta entonces tan poco propicia para correr como era el primer fin de semana de julio, con temperaturas que rondaban los 40 grados. Su nombre, Desértica Extrema, lo decía todo.
A medida que se cumpliían ediciones la Desértica Extrema fue ganando a renombre hasta convertirse en una referencia a nivel nacional, llegando a participar en su momento álgido corredores como Jordi Aubeso. Desde la Organización se trabajaba para hacer crecer la prueba e innovar con los recorridos que atravesaban lugares tan emblemáticos de la zona como la Foz de Zafrané. Una auténtica aventura a menos de cincuenta kilómetros de Zaragoza capital.
Foto: Alberto Casas |
Calor, polvo, interminables rectas que llegaban hasta el infinito e incluso el paso en algunas ediciones por el interior de una fábrica de yeso hicieron de la Desértica Extrema una prueba especial y con una grana acogida por parte de los corredores. El primer fin de semana de julio era una fecha muy esperada y, tanto el sábado por la tarde en Valmadrid como el domingo en Belchite, unas jornadas diferentes.
Desgraciadamente la falta de apoyos institucionales por un lado, la imposibilidad de la Organización sin esos apoyos de mantener la prueba con las características que la hacían diferente y, por qué no decirlo también, ciertos bandazos de los organizadores respecto al formato, fechas y distancias hicieron que poco a poco la Desértica Extrema tal y como se hizo grande se desinflara.
En la actualidad la Olivera Extrem, con los mismos organizadores, ha recogido el testigo también con Belchite como escenario. 14 kilómetros de distancia que se disputaron el 10 de junio.
Si la Isostar Desert Marathon dejó un hueco en el calendario, la Desértica Extrema marcó un antes y un después en las pruebas desérticas en nuestro país y una huella en los corredores que todavía no se ha borrado.
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