Como cada año, el comienzo de la primavera anuncia que una nueva edición de Barkley Marathons está cerca. Como cada año desde 1986 Frozen Head reunirá a 40 corredores que, tras haber pasado un intrincando, complicado y misterioso proceso de inscripción y haber pagado 1,60 dólares, se enfrentarán a cinco temibles bucles de 20 millas cada uno en los que el recorrido no está marcado y además debes encontrar los libros que atestiguarán que has recorrido el camino correcto.
Esta es la prueba que inspirada en la fuga de James Earl, el asesino convicto de Marthin Luther King, ideó la maquiavélica mente de Lazarus Lake hace ya 33 años. Una carrera que desde entonces solamente quince de los más de 1200 participantes han logrado completar.
Para muchos, Barkley no puede considerarse una carrera. Para otros sólo su nombre traslada a un escenario de sufrimiento y epopeyas, de historias que se han convertido en leyenda del trailrunning. Barkley es el lugar donde Brett Maune se reivindicó, donde Nick Hollon se convirtió en una realidad, donde Jared Campbell ha venido entres ocasiones, donde Gary Robbins se ha topado tres veces con el fracaso más cruel...
La leyenda de Barkley Marathons ha traspasado la frontera de Estados Unidos y conseguir participar en ella se ha convertido en objetido de corredores de medio mundo. Barkley ha dejado de ser la "carrera de unos locos de Tennessee" para ser un fenómenos mundial. Documentales en Netflix, artículos en The New York Times, seguimiento en tiempo real, equipos de televisión desplazados a Frozen Head...
Barkley Marathons había perdido su esencia en los últimos años, al punto de que Lazarus Lake casi perdió el control de lo que sucedía en Frozen Head y de la información que se compartía desde allí. Si Barkley es lo que es, es debido al halo de misterio que la rodea, a que todo fluya sencillamente, pero con cuentagotas. A que la fecha sea un misterio y a que se mantenga la mística que la envuelve.
La edición de 2019 pretender ser una vuelta a los orígenes, a aquellas ediciones en las que sólo nos enterábamos del final cuando ya había pasado todo. Barkley es la criatura de Lazarus Lake y, para que siga siéndolo, hay que aceptar las normas de Laz.
Sólo así conseguiremos entre todos que Barkley siga siendo Barkley, que no muera de éxito.
La leyenda de Barkley Marathons ha traspasado la frontera de Estados Unidos y conseguir participar en ella se ha convertido en objetido de corredores de medio mundo. Barkley ha dejado de ser la "carrera de unos locos de Tennessee" para ser un fenómenos mundial. Documentales en Netflix, artículos en The New York Times, seguimiento en tiempo real, equipos de televisión desplazados a Frozen Head...
Barkley Marathons había perdido su esencia en los últimos años, al punto de que Lazarus Lake casi perdió el control de lo que sucedía en Frozen Head y de la información que se compartía desde allí. Si Barkley es lo que es, es debido al halo de misterio que la rodea, a que todo fluya sencillamente, pero con cuentagotas. A que la fecha sea un misterio y a que se mantenga la mística que la envuelve.
La edición de 2019 pretender ser una vuelta a los orígenes, a aquellas ediciones en las que sólo nos enterábamos del final cuando ya había pasado todo. Barkley es la criatura de Lazarus Lake y, para que siga siéndolo, hay que aceptar las normas de Laz.
Sólo así conseguiremos entre todos que Barkley siga siendo Barkley, que no muera de éxito.
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