La victoria de Tim Freriks en la pasada Transvulcania, además de regalarnos una de las páginas más maravillosas de la historia del trail, reabrió un debate recurrente. El de las participaciones de los corredores estadounidenses en carreras en Europa y sus, normalmente y hasta hace pocos años, fiascos en ellas.
No hace mucho que la vuelta cruzando el Atlántico a la inversa de los norteamericanos tras haber pateado las montañas europeas era un viaje lamiéndose las heridas y preguntándose una y otra vez qué es lo que fallaba. Cierto es también que hace unos años la distancia entre Europa y América, si hablamos de carreras por montaña, era mucho más amplia que la actual. En Estados Unidos las pruebas continuaban siendo las de siempre, carreras con decenas de años de historia, pero con poca dificultad técnica. Europa por el contrario ofrecía carreras de alta montaña técnicas donde la velocidad no era tan importante como la adaptación al terreno. La dicotomía sobre qué era más sencillo, si acostumbrarse a correr en Europa sin pacers ni equipo de apoyo o hacerlo en USA con ellos, se repetía con frecuencia. Tampoco debemos obviar el detalle de que los yankees siempre habían considerado las pruebas propias como el epicentro del trail mundial y eran poco dados a salir a competir fuera.
Pasaron los años y en Norteamérica aparecieron pruebas más técnicas y, paralelamente, a los USA se les empezó a ver más por Europa. Y aunque en carreras como el UTMB las petadas seguían siendo históricas en otras más adaptadas a sus características como por ejemplo Transvulcania, se les empezaba a ver delante e, incluso, venciendo.
Y si en el caso de las chicas Krissy Moehl (2003 y 2009), Nikki Kimball (2007) y Rory Bosio (2012 y 2013) habían logrado victorias, los buenos resultados masculinos en la carrera más importante del mundo se resistían. Hasta que llegó 2015, Billy Yang y un encargo muy especial.
En el verano de 2015 el equipo Nike comandado por Zach Miller, Tim Tollefson y David Laney desembarcó en Chamonix con el objetivo de demostrar que podían luchar de igual a igual con los europeos, plantarles cara y, por qué no, ganar. Miller y Tollefson fueron primero y segundo en la CCC y Laney tercero en UTMB demostrando que sí, podían competir con los europeos.
Han pasado dos años desde entonces. Zach Miller completó un 2016 espectacular, Sage Canaday fue tercero en Transvulcania 2016 y otros estadounidenses han obtenido buenos resultados. Y sin embargo, a pesar de todo, el desembarco no llega a producirse.
El 13 de mayo Tim Freriks venció en Transvulcania. Una victoria especial por lo que supuso que un "desconocido" consiguiera el primer puesto es una de las ultras más importantes del mundo. Pero no podemos perder la perspectiva de que fue en La Palma, donde ya antes los norteamericanos lo habían hecho bien y en una edición en la que por ejemplo Luis Alberto Hernando no pudo participar.
Billy Yang convenció a los corredores norteamericanos de que podían competir de igual a igual. Tim Freriks ganó Transvulcania pero, a mi modo de ver, no fue más que una casualidad. Una maravillosa casualidad.
No hace mucho que la vuelta cruzando el Atlántico a la inversa de los norteamericanos tras haber pateado las montañas europeas era un viaje lamiéndose las heridas y preguntándose una y otra vez qué es lo que fallaba. Cierto es también que hace unos años la distancia entre Europa y América, si hablamos de carreras por montaña, era mucho más amplia que la actual. En Estados Unidos las pruebas continuaban siendo las de siempre, carreras con decenas de años de historia, pero con poca dificultad técnica. Europa por el contrario ofrecía carreras de alta montaña técnicas donde la velocidad no era tan importante como la adaptación al terreno. La dicotomía sobre qué era más sencillo, si acostumbrarse a correr en Europa sin pacers ni equipo de apoyo o hacerlo en USA con ellos, se repetía con frecuencia. Tampoco debemos obviar el detalle de que los yankees siempre habían considerado las pruebas propias como el epicentro del trail mundial y eran poco dados a salir a competir fuera.
Pasaron los años y en Norteamérica aparecieron pruebas más técnicas y, paralelamente, a los USA se les empezó a ver más por Europa. Y aunque en carreras como el UTMB las petadas seguían siendo históricas en otras más adaptadas a sus características como por ejemplo Transvulcania, se les empezaba a ver delante e, incluso, venciendo.
Y si en el caso de las chicas Krissy Moehl (2003 y 2009), Nikki Kimball (2007) y Rory Bosio (2012 y 2013) habían logrado victorias, los buenos resultados masculinos en la carrera más importante del mundo se resistían. Hasta que llegó 2015, Billy Yang y un encargo muy especial.
Pic: José Ayut |
Han pasado dos años desde entonces. Zach Miller completó un 2016 espectacular, Sage Canaday fue tercero en Transvulcania 2016 y otros estadounidenses han obtenido buenos resultados. Y sin embargo, a pesar de todo, el desembarco no llega a producirse.
El 13 de mayo Tim Freriks venció en Transvulcania. Una victoria especial por lo que supuso que un "desconocido" consiguiera el primer puesto es una de las ultras más importantes del mundo. Pero no podemos perder la perspectiva de que fue en La Palma, donde ya antes los norteamericanos lo habían hecho bien y en una edición en la que por ejemplo Luis Alberto Hernando no pudo participar.
Billy Yang convenció a los corredores norteamericanos de que podían competir de igual a igual. Tim Freriks ganó Transvulcania pero, a mi modo de ver, no fue más que una casualidad. Una maravillosa casualidad.
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