No sé si estaréis de acuerdo conmigo, pero las zonas de avituallamiento en un trail tienen un sabor especial. Nada parecido a los de un maratón o una media, donde pasas a toda velocidad y justo te llega para coger una botella de agua de la mano del voluntario que te la ofrece gentilmente, debes bebértela corriendo para no perder el ritmo y la mayoría de las veces te la capuzas por encima.
En un ultratrail la cosa cambia. Personalmente, cada vez que llego a un avituallamiento de estos me da un subidón. Me gusta el ambiente que se vive en ellos. Gente tirada por el suelo, cambiándose de calcetines, rellenando camels y bolsas, comiendo y bebiendo tranquilamente... Nada de prisas. Uno se toma su tiempo para descansar, reorganizar las mochilas, cambiarse de ropa, enchufar la música en el Ipod, hacer una llamada de móvil para comentar por dónde vas y qué tal están tus fuerzas, pasarse por esas largas mesas que parecen la barra libre de una boda y en las que en vez de alcohol tienes agua, isotónica, fruta y todo lo que puedas necesitar, siempre bajo la atenta supervisión de los voluntarios preparados para ayudarte con cualquier cosa que necesites, desde rellenarte ellos mismos los bidones hasta ayudarte a abrir la rosca del camel porque tienes las manos tan frías que no te responden.
En un ultratrail la cosa cambia. Personalmente, cada vez que llego a un avituallamiento de estos me da un subidón. Me gusta el ambiente que se vive en ellos. Gente tirada por el suelo, cambiándose de calcetines, rellenando camels y bolsas, comiendo y bebiendo tranquilamente... Nada de prisas. Uno se toma su tiempo para descansar, reorganizar las mochilas, cambiarse de ropa, enchufar la música en el Ipod, hacer una llamada de móvil para comentar por dónde vas y qué tal están tus fuerzas, pasarse por esas largas mesas que parecen la barra libre de una boda y en las que en vez de alcohol tienes agua, isotónica, fruta y todo lo que puedas necesitar, siempre bajo la atenta supervisión de los voluntarios preparados para ayudarte con cualquier cosa que necesites, desde rellenarte ellos mismos los bidones hasta ayudarte a abrir la rosca del camel porque tienes las manos tan frías que no te responden.
Compartes miradas de complicidad con otros corredores, palabras de ánimo, comentas los kilómetros que tienes por delante o esos tramos que has dejado atrás. No hay prisa por salir de nuevo al camino, en parte porque sabes que te esperan momentos duros. Pasan minutos en los que, aunque estás rodeado de gente, sólo estás tú y tus pensamientos, que inevitablemente se posan en lo que te queda por delante.
Decididamente es otro mundo. Un universo aparte, un oasis en mitad de la nada donde puedes encontrar todo lo que necesitas para continuar hacia tu meta. Momentos, miradas y conversaciones irrepetibles, con personas que tienen tu mismo objetivo y que seguramente comparten tus mismos pensamientos.
Totalmente de acuerdo contigo....es otro rollo y la verdad que anima mucho.
ResponderEliminarLurdes