Ecotrail de Paris 80k


Habitualmente os suelo hablar de lo importante que es gestionar un trail, gestionar kilómetros, fatiga y sensaciones. Y lo complicado que es llevar esa gestión a la práctica. Nada más llegar al hotel al terminar la carrera tuiteé una frase llena de significado: “en ocasiones los planetas se alinean y completas la carrera perfecta”. Evidentemente, lo de acción estelar es mucho decir, pero sin esperarlo todo lo que podía salir bien, salió bien. Que corras durante ochenta kilómetros sin sensación de esfuerzo salvo el arreón final de los últimos cinco, dice mucho acerca de cómo has desarrollado la prueba. Pero estas reflexiones más profundas ya los las contaré mañana.

A diferencia del año pasado, llegamos a Paris el jueves por la noche, para dormir allí y afrontar el viernes lo más descansado posible. De nuevo no pudo ser, y a pesar de haber retirado el dorsal ya a las diez de la mañana, el no viajar solo conlleva que no puedes, ni debes, dedicarte en exclusiva a prepararte. Eso se tradujo en un paseo de varias horas por Paris, alguna molestia en la rodilla y llegar a la habitación algo cansado. 



La salida el sábado era a mediodía. Me gusta que las carreras salgan tarde. Bastante madrugamos entre semana como para pegarnos la pechada un sábado. A todo esto, el tiempo era espectacular, sol radiante y máximas de casi veinte grados. Para mi, que me gusta correr con calorcito, perfecto. El traslado hasta Saint Quentin en Yvelines dura alrededor de una hora, sumando tren y autobús, tiempo suficiente para conocer a otros participantes y contarnos batallitas. Me alegra encontrarme de nuevo con Jacques Pasquier, con quien hice los últimos diez kilómetros de la edición anterior. Llego a la explanada de salida alrededor de las once. Tiempo suficiente para buscar un hueco entre la hierba, cambiarme, y terminar de elegir el material. Lo bueno de llevar mochila pequeña es que sólo te cabe lo básico, y aun así, teniendo en cuenta la previsión, se quedaron fuera también los guantes, las mallas, uno de los buffs y los calcetines de repuesto. También reduzco la cantidad de comida, dejándola en 3 Powergel y 3 Powerbar. Mantuve el cortavientos, porque entra dentro del material obligatorio. Por contra, olvidé echar algún sobre de sales, que tampoco hubieran venido mal. Dejo la mochila a la organización y me tumbo tranquilamente escuchando música a esperar la hora de salir.

Me sitúo tranquilamente sobre la mitad de los 2000 participantes y puntualmente a las 12 tomamos la salida, tras guardar un minuto de silencio. Los primeros kilómetros son complicados de correr a gusto. Mucha gente, un pelotón muy agrupado y la maldita manía de muchos de ir en paralelo como si estuvieran paseando por la calle. Es tiempo para buscar sensaciones, observar la respuesta del cuerpo. Me cuesta un poquito coger ritmo, no voy a negar que tengo un poquito de miedo sobre cómo responderá el cuerpo, pero todo va bien y me animo conforme pasan los kilómetros. Son 22 los que hay hasta Buc, el primer avituallamiento. Los primeros diez totalmente planos, por el interior de la zona de recreo entre lagos, campos de golf y agradables olorcillos a choricillos procedentes de las barbacoas. La rodilla no se queja, la Salomon en la espalda es como no llevar nada y la mente se empieza a convencer de que quizás este año hagamos algo bueno. En el k12 tomo el primer Powergel, se sale del parque y tras atravesar unos barrios con algo de público nos introducimos en los bosques. Todavía el terreno no es muy complicado, pero empiezan a aparecer los primeros toboganes en los que toca andar, algo que tampoco viene mal para no quemarte con el ritmo. Recuerdo el recorrido bastante del año pasado, y en el k22 entro en Buc muy fresco y sin apenas cansancio, pasando en el puesto 554 tras 2h06'.
Conforme entro en el pueblo, maduro en la cabeza el cambio de estrategia. Gestionar de forma diferente lo que queda por delante. Decido salir de aquí a por todas. Ocasiones como esta se presentan pocas veces, con sensaciones tan buenas. Paro poquísimo tiempo, lo justo para rellenar el camel, tomar una Powerbar y dos vasos de cocacola y salir pitando como si llevara un petardo en el culo. Me pongo ya el Ipod, otra novedad ya que normalmente lo guardaba para los kilómetros finales, pero reservando la selección cañera para cuando haga falta.

Ahora es cuando comienza la verdadera carrera. 34 kilómetros sin avituallamientos, solo con agua en el 45,  hasta el k56 de Chaville. Aquí sólo está uno mismo con sus pensamientos. Música para animarme y avanzar entre los bosques con constantes trampas en forma de muros toboganes infernales. A diferencia del año anterior, el terreno está muy seco y resulta mucho más fácil correr. Lo recordaba mucho más duro y que cada tramo se me hacía eterno. El recorrido es el mismo, así que está claro que voy mucho mejor. Os digo la verdad, a estas alturas, tal y como llegaba a Paris, no me creo que esto esté pasando. Poco antes de llegar a Meudon alcanzo a David, con algún problema de calambres porque se ha quedado sin agua. Me paro a darle parte de la que me queda y sigo para delante, llegando al puesto de agua de Meudon y deteniéndome únicamente para rellenar el camel. El segundo Powergel me lo meto al cuerpo sin parar. Cuatro kilómetros más adelante se encuentra el control de material obligatorio, justo a los pies del observatorio en una de las partes más bonitas. Me ponen alguna pega porque no llevo la banda reflectante, pero me dejan pasar. El tiempo ahora mismo es de 5h04 puesto de carrera 182.

Faltan sólo 7 para Chaville, y llegar allí es la vida. No puedo evitar recordar que hace un año a estas alturas lo estaba pasando muy mal. Ahora sin embargo sigo dando caña sin sentir las piernas cansadas. Los caminos están llenos de hojas secas y es una delicia correr por aquí. La temperatura sigue siendo espectacular. La elección de camiseta sin mangas ha sido la adecuada. A mi me va de maravilla, pero la gente lo está notando mucho. Veo bastantes episodios de vómitos y mucho corredor con pájaras, totalmente destrozados. Realmente, tampoco es normal encontrarse con estos grados.



Con 5h52 de carrera, 56k en las patas y puesto 195 llego a Chaville. Tras un largo camino en ascenso, un giro a la izquierda abre un pasillo de gente que te anima con pasión, tipo Tour de Francia. Es el puntito único que falta para que la moral suba por encima incluso de las nubes. Aquí sí paro un poquito más, me tomo otra Powerbar con más coca cola y hago la llamada de rigor a Bea para decirle qué tal voy y sobre qué hora llegaré. Ya sólo me quedan 24k por delante y es hora de darlo todo. En el tramo entre Buc y Chaville he ganado  alrededor de 45' respecto al año pasado. Ahora es el momento de mantener esa diferencia. Cambio de registro musical, empiezan a atronar mis 15' de extramotivación con Metallica aumentados con Mago de Oz. Entre la música, el público al que no escucho pero siento, y mis espectaculares sensaciones se me ponen los pelos de punta. 

Es que señores, miro el reloj una y otra vez y no me lo termino de creer. Veo el cielo todavía de día y me acuerdo de que el año pasado aquí mismo ya era noche cerrada y llevaba el frontal. Restan 11 kms de bosques. Pasamos por pueblos en los que los comercios todavía están abiertos y por algún tramo de escaleras que mis piernas acusan. Esto, y los pasos por adoquines me castigan. A la entrada del parque de Saint Claud, k63, hay un puestode socorro que aprovecho para que meden algo de reflex en los isquios. No se han quejado, pero por si acaso. Son los últimos cuatro kilómetros de tramos boscosos hasta que aparece ante mi el último avituallamiento, 7h12' horas de competición situado en el 154. Estoy a 12 Kms de la Torre Eiffel, ya se ve allí a lo lejos con su foco llamándonos desde lo lejos. Aunque casi no hace falta, puesto que ya estamos en Paris, me coloco el frontal. Dos vasos más de coca y a correr, que todo es cuesta abajo. 


Este último tramo es el más feote. Se va por la ribera del Sena, pero por los muelles, sin público ni nada para entretenerse. Sólo la torre iluminada a lo lejos, esperando, pero que parece inalcanzable. Esto kilómetros ya se me hacen largos, las piernas por fin notan el cansancio y, agudo de mi, con las prisas de me ha olvidado rellenar el camel, así que los últimos 5k toca hacerlos a paloseco. En algún trozo no puedo evitar andar un poco, porque la fatiga ya es acusada.



Por fin aparecen los últimos escalones que suben desde el muelle a la base de la torre. Mucho público este año, a ambos lados de un estrecho pasillo entre vallas que directamente dejan a los pies de los escalones. Allí está Bea esperándome. Sólo falta ascender a la primera planta, un ascenso que el año pasado se hizo eterno, pero que esta vez pasa sin darme cuenta. Aunque llevo la lengua como un estropajo, puedo lanzar un gran grito de satisfacción al cruzar la meta y ver 8h31 en el reloj, finisher de nuevo del Ecotrail, posición 171.



REFLEXIONES SOBRE EL ECOTRAIL DE PARIS
El viernes por la noche, tumbado en la habitación del hotel, repasaba kilómetro a kilómetro en el Ipad el recorrido de la edición del año pasado. Curiosamente, tenía muy fresco en la memoria el recuerdo de cada paso, los lugares más destacados, lo que faltaba para la llegada en determinados puntos. Hay algo evidente, y es que no afrontas una carrera cuando la disputas por vez primera que si ya conoces el recorrido, eso supone una ventaja, quizás no definitiva pero sí hace más fácil saber regular el cuerpo.

Valorar el éxito en una participación, supone analizar todas las variables. Pero en este caso, no acierto a descubrir el detalle exacto. Puedo hablar de los cambios en el último ciclo de entrenamiento. ¿Menos kilómetros = mejor resultado? Pues quizás. La única salida larga fue de sólo 44 Kms, poco más de la mitad de la distancia del Ecotrail, y me perdí también varios días con la gripe y el principio de neumonía. Seguramente, a cambio, llegué más descansado. Puedo hablar también de la temperatura. Lo que para otros puede ser un infierno para mi, correr con calorcito es una bendición. Estoy acostumbrado y me gusta cuanto más calor mejor. Fueron bastantes los participantes que sufrieron de lo lindo los grados que alcanzamos en las horas centrales de la tarde.

Más cosas... Salí totalmente enchufado. Muy concentrado en lo que tenía por delante y con ganas de hacerlo bien. Cuando estaba tumbado esperando la hora de salir, sólo tenía en la cabeza el recorrido. Los senderos, los bosques, los caminos... Es algo que no me había pasado nunca.

Otro punto importante que hasta ahora me pasaba desapercibido, la música. Nunca había hecho una carrera prácticamente entera con el Ipod, y os puedo decir que me ha servido de gran ayuda. En los buenos momentos me llevó en volandas y cuando tocaba apretar los dientes era una ayuda más. Prácticamente seis horas de canciones atronando los oídos que alejaron los malos pensamientos cuando se querían acercar.
Pero si me tengo que quedar con algo, y sé que soy tremendamente pesado con esta palabra, es la gestión de la carrera y cómo la afronté. A medida que me daba cuenta de que la rodilla respondía, que el cansancio no hacía mella y que avanzaba fácil, me di cuenta de que éste era el día. Tocaba arriesgar y darlo todo, probar a ver qué pasaba y si la cosa salía mal arrastrarse al final. Era el momento de cambiar de mentalidad, dejar las reservas a un lado y lanzarse a la piscina. A esto añadimos que, conforme dejamos kilómetros atrás y vemos que el cuerpo responde, la moral sube proporcionalmente, retroalimentando el proceso.
Pequeños detalles que por si solos no hacen nada pero que sumados conviertieron el Ecotrail en mi mejor carrera hasta la fecha.



ECOTRAIL. ANÁLISIS DEL MATERIAL UTILIZADO
ZAPATILLAS Una vez más, las The North Face Single Track. Un valor seguro. Seis pares utilizados ya, y con respuesta excepcional cada vez que las uso. Sobre todo para carreras como el Ecotrail, con un terreno poco técnico, creo que son totalmente recomendables. Tanto en condiciones de frío como de calor, mantiene el pie perfecto. Tampoco tuve problemas de ampollas ni de heridas, ya que son muy blanditas.
MOCHILA Salomon Advanced Skin Lab 5. Nunca he sido muy amigo de Salomon, no me termina de convencer, pero con esta mochila me quito el sombrero. ¿No se les puede dar algún premio? Con decir que llevarla durante ocho horas sin notarla en la espalda es suficiente para recomendarla. Capacidad suficiente para el material necesario en la carrera, incluido el camel con algo menos de 1,5 litros. Aun así, quedaba espacio libre para algo más copmo hubieran sido unas mallas, un forro delgadito, otros calcetines o más comida. Sin duda, una compra excepcional.
CAMISETA Altus modelo Tahití. Las vengo utilizando desde enero pasado. Me gusta por el tacto, por cómo transpira y mantiene la temperatura. Customizada por mi, realmente es de manga corta, pero yo me siento más comodo sin mangas.
PANTALÓN Kalenji Comfort. Con malla incorporada. Muy cómodo. La malla no es que comprima mucho los isquios, pero se nota algo. Pequeño incoveniente, sólo lleva un mínimo bolsillo trasero, mal si no llevas mochila porque apenas entra un gel.
MEDIAS COMPRESORAS Altus GR16. Fueron el gran descubrimiento del 2011. Desde el verano pasado no hay carrera en la que no las utilice, y desde enero en casi todos los entrenamientos. Era totalmente escéptico con estas cosas, pero su labor para retrasar la fatiga es indudable. CALCETINES Altus PRLP3. Con una capa de aloe vera en el interior Y 75% Cool Max. Ningún problema de ampollas ni rozaduras. Ni siquiera llevé de repuesto.
GAFAS DE SOL Altus Travis. Me gustan porque son muy cerradas y llevan espumilla alrededor para retener las gotitas de sudor. Con ellas hast que anocheció.
FRONTAL Altus Tauro. De 80 lúmenes, ligero y con una iluminación suficiente. Apenas lo utilicé 4 kilómetros, desde el último avituallamiento hasta la entrada en Paris, ya que en la ciudad no era necesario.
MANGUITOS Altus GR34. Me los coloqué en las muñecas en el k67, pero ni siquiera llegué a extenderlos. No fueron necesarios.
BUFF Ranning. Igual que los manguitos. En la muñeca desde la salida pero sin utilizarlo. COMIDA Powergel y Powerbar . 3 geles y 3 barras. En condiciones normales, a un ritmo algo más lento, deberían haber sido 4 y 4, pero desde el k56 ya no tomé nada. Me notaba con muchas fuerzas y no lo necesitaba. Quizás hubiera debido tomar un último gel a falta de 10 Kms para el último empujón, pero tampoco lo eché en falta.

Y este es el recorrido del Ecotrail Paris 2012 en Everytrail:


No hay comentarios:

Publicar un comentario