Quizás sea una percepción mía, o puede que realmente sea así, pero creo que la Barkley Marathons de este 2016 ha sido la que más repercusión mediática ha tenido hasta la fecha. Aunque continúa sin ser una prueba al uso en cuanto a poder seguirla tranquilamente desde casa, con clasificaciones y tiempos de paso, el que cada año que pasa esté dejando de ser un reducto de "frikis" hace que enterarse de lo que está pasando en Tennesse sea cada vez menos complicado. No hay duda de que la expansión de las redes sociales hace de Twitter un filón de información. En esta parte merecen mención aparte, y felicitación, el trabajo que realizaron desde Frozen Park Keith Dunn y Andy Jones.
Paradójicamente, como cualquier evento que se expande, la mayor difusión traslada la impresión de que no es tan fiera como la pintan. De hecho, el número de consultas sobre cómo inscribirse subió espectacularmente los días posteriores a la edición de este año. Bien es verdad que la climatología fue más benigna que en otras ediciones, que no hemos podido ver fotografías de ampollas ni situaciones épicas y que la particularidad de Barkley hace que sólo se pueda ver a los participantes en los pasos por la barrera lo que a buen seguro hará que este año Lazarus tendrá una avalancha de mails solicitando ser uno de los cuarenta elegidos.
¿Realmente es Barkley Marathons tan dura como nos la venden o su dureza viene dada por la ausencia de marcaje, la orientación con brújula y la búsqueda de los libros para justificar el paso por los diversos puntos del recorrido? Seguramente si se tratara de una carrera "normal", con un recorrido marcado, no dejaría de ser una más en un calendario saturado de pruebas que se autodenominan como las más duras. Si Barkley es especial es por todo lo que la rodea, esa atmósfera que hace que esta prueba sea especial. El pollo frito carbonizado en la parrilla, la caracola de Lazarus avisando de que falta una hora para comenzar, las placas de matrícula colgando de los árboles o esa forma de dar la salida encendiendo un cigarrillo.
Ayer en Territorio Trail pudimos conocer de primera mano cómo es la Barkley Marathons. Y lo hicimos con Ty Draney, uno de los participantes de esta edición, que completó cuatro de los cinco "loops" del recorrido. Hablamos de su experiencia, las peculiaridades del recorrido y de la atmósfera que se vive en Frozen Park en una entrevista para recordar.
Paradójicamente, como cualquier evento que se expande, la mayor difusión traslada la impresión de que no es tan fiera como la pintan. De hecho, el número de consultas sobre cómo inscribirse subió espectacularmente los días posteriores a la edición de este año. Bien es verdad que la climatología fue más benigna que en otras ediciones, que no hemos podido ver fotografías de ampollas ni situaciones épicas y que la particularidad de Barkley hace que sólo se pueda ver a los participantes en los pasos por la barrera lo que a buen seguro hará que este año Lazarus tendrá una avalancha de mails solicitando ser uno de los cuarenta elegidos.
¿Realmente es Barkley Marathons tan dura como nos la venden o su dureza viene dada por la ausencia de marcaje, la orientación con brújula y la búsqueda de los libros para justificar el paso por los diversos puntos del recorrido? Seguramente si se tratara de una carrera "normal", con un recorrido marcado, no dejaría de ser una más en un calendario saturado de pruebas que se autodenominan como las más duras. Si Barkley es especial es por todo lo que la rodea, esa atmósfera que hace que esta prueba sea especial. El pollo frito carbonizado en la parrilla, la caracola de Lazarus avisando de que falta una hora para comenzar, las placas de matrícula colgando de los árboles o esa forma de dar la salida encendiendo un cigarrillo.
Ayer en Territorio Trail pudimos conocer de primera mano cómo es la Barkley Marathons. Y lo hicimos con Ty Draney, uno de los participantes de esta edición, que completó cuatro de los cinco "loops" del recorrido. Hablamos de su experiencia, las peculiaridades del recorrido y de la atmósfera que se vive en Frozen Park en una entrevista para recordar.
La travesía del lago Inari, en solitario y en autosuficiencia, ha sido la última aventura de Albert Bosch. Realizado el pasado marzo en cinco etapa, el viaje a Laponia ha sido el primero del proyecto World Nature Exploring, creado para explorar los espacios naturales desde otra óptica. Conocimos con Albert como fue esa experiencia.
A tres días de la cuarta edición de la Biosfera Trail Luis Miguel Zulaica, uno de sus organizadores nos dio todos los detalles de una prueba que ha conseguido situar a Ciñera de Gordon en el mapa del trail español y que, para futuras ediciones, mira hacia el exterior.
El proyecto SOS Cardiosport, los temas de The Whites Stripes más nuestras secciones habituales con especial atención al resumen de la Lake Sonoma 50 y a las pruebas que otorgan "Golden Ticket" para WS100 completaron los 120' de Territorio Trail, La Radio del Trail, disponibles en Itunes e Ivoox:
No hay comentarios:
Publicar un comentario