El Maratón Aneto era el colofón al mes de julio tan particular que me había marcado en el calendario, y que dada la evolución de mi esguince en el ligamento lateral interno de la rodilla derecha, había tomado especial significado. Estos meses desde abril han sido duros, con el entrenamiento con dolor primero, la recuperación después y la recaída más adelante. En Belchite salió cara, en los Monegros cruz y ayer, la moneda volvió a caer hacia arriba.
Básicamente todo lo que me habían hablado de esta carrera era negativo: que si el recorrido era feo, que si poco montañera y rápida, que si un ida y vuelta no vale nada... Iba con una idea formada y resultó ser todo lo contrario. Cierto que hay unos cuantos kilómetros de pista, pero también terreno técnico y subidas complicadas. No es tan corredora como se dice y termina resultando bastante dura.
Además de en el plano individual, en la salida estaba junto con José Luis e Iván formando parte del Altus Xtrem Team, con unas miras bastante altas en la clasificación conjunta que no fueron satisfechas.
Salida a las 14:00 en punto desde la plaza de Benasque y por la calle principal llegamos al primer tramo pistero paralelo a la carretera. Se hace difícil correr, estamos casi 600 y tardo unos minutos en coger mi sitio. Iván ha ido por delante y José Luis viene conmigo. Hasta el CP1 en el embalse seguimos todo el rato por pista, pasando el tramo del camping con bastante público, que se agradece mucho. Voy bastante bien, reteniendo y sin que la rodilla mande ningún aviso. La idea prevista es llegar al punto más alto alrededor de las 3h para hacer el descenso sobre 2h30'.
El grupo ya se ha estirado, José Luis se queda a unos metros a su ritmo y yo continúo bastante bien. Los tramos de pista se alternan con algo de senda hasta que ya cogemos sólo senda, algo complicada en ocasiones. Hasta aquí prácticamente no he andado, completando los diez primeros kilómetros en menos de una hora. Primer Powergel y subida a los Baños de Benasque a través de carretera de asfalto. Dura pero fácil. En el CP2 ficho y aquí se abre un tramo de pedrera ascendente complicado para los torpes como yo, que atravieso andando. Hay que ir con cuidado, alternando piedra y sendas con bastantes raíces y piedras, que nos lleva a un rápido descenso hacia el CP3 y los Llanos del Hospital. Buen terreno de llaneo entre praderas y cruzando puentes de madera antes de atacar la penúltima subida. Esta es la última ocasión para rellenar el camel de agua, puesto que más adelante ya no hay posibilidad de líguido. A pesar de no haber consumido mucha, lo relleno a tope en el río (k16) y comienzo el corto ascenso que me lleva al último llaneo que desemboca en la definitiva subida al Puerto de la Picada a la altura del k18.
Tres kilómetros por delante de ascensión en zigzag que empiezo tras dos horas justas de carrera. Un Powergel y para arriba. Al principio voy cómo, a ritmo constante, pero el ascenso no es como me esperaba. No es como me habían contado y se me atraganta. Algunos tramos me parecen auténticos muros y me cuesta mucho ascender. Invierto 32' en completar 1,5 Kms, hasta donde se pierde la senda y hay que buscar el mejor camino para uno mismo, entre piedras y tirando recto para coronar la Picada en 2h54'. Ascenso duro de cojones. Me lo ha parecido a mi o lo es de verdad, pero desde los tubos del MAM del año pasado no recuerdo una subida tan costosa.
La bajada como siempre, pisando huevos. A los doscientos metros de comenzarla se me suben hasta las cejas los dos gemelos, tanto que me tengo que tirar al suelo a estirarlos porque veía las estrellas. Además tengo una sensación de hambre en el estómago, por lo que metó otro Powergel al cuerpo. Los estiramiento me han ido bien y me animo en la bajada, bastante más que en otras, tirando recto lo que a la subida había hecho en zigzag. Aquí ya nos vamos cruzando con los compañeros que siguen haciendo la subida, dándonos mutuamente palabras de ánimo. La bajada ha sido perfecta, la rodilla sigue sin hacerse notar y afronto el llaneo que me llevará al descenso hasta los Llanos de nuevo. Paso por el río sin parar a rellenar el camel, pero sí hago una parada en el CP para que me den unos chutes de Radiosalil en spray en los gemelos. Estoy en el k28 y las fuerzas siguen intactas. Ahora tengo la corta subida que antes era bajada y el complicado tramo de pedrera donde vuelvo a perder de nuevo bastante tiempo, más esta vez porque es en descenso. Estas piedras me dejan en el k31, en Baños de Benasque. Qué poquito queda y qué bien voy, joder.
Pico en el control y me tomo mi habitual momento motivador en las carreras. Relleno el camel a tope, me tomo el cuarto Powerbar, saco el Ipod de la mochila y con el "Fuel" de Metallica atronando los oídos me dispongo a darlo todo en los 10k que me faltan. El que no corra a tope con esto no sabe lo que se pierde. Es el terreno fácil, pistero de la ida en ascenso pero al revés, así que no es extraño que a tope de fuerzas me salgan los kilómetros sobre 4'20 e incluso menos alguno. En este trayecto adelanto alredor de a veinte corredores, uno de ellos Iván que con un esguince al poco de empezar está terminando andando. Con 5h20' en el reloj Benasque ya está en la lejanía. Sólo falta el último achuchón para llegar a metal por la calle Mayor y cruzarla en 5h28', puesto 60. Satisfecho no, lo siguiente.
Por equipos el resultado no ha sido tan satisfactorio quedando novenos, muy lejos de las expectativas que nos habíamos creado.
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