Ultra Trail Sobrarbe 4kk


Creo que tengo que empezar a mentalizarme de que la combinación desnivel + montaña + ultratrail no está hecha para mi. O yo no sé adaptarme a ella o mi cuerpo no está hecho para estas cosas, que también puede ser. El resultado de mezclar los ingredientes por separado es bueno, pero si los juntamos el cóctel es explosivo, como pude volver a ver ayer. Eso, o que ahora mismo hay algún problema en la maquinaria, porque el bajón desde mayo tampoco es muy normal después de las buenas carreras que salieron en MotorlandParís y la Jorgeada. El hundimiento fue radical, de repente y sin esperarlo y esta vez no fue la cabeza si no el físico. Algo debe haber detrás en la alimentación, en el descanso, en alguna parte...

Con los horarios de salida de la carrera, esta vez por obligación había que ir a dormir por allá la noche anterior. Recogida de dorsales, cena en Aínsa con Chema y Andrés y a  Boltaña rápido a preparar las cosas y a dormir. ¿Dormir? Demasiado poco porque a las 4:00 AM estábamos arriba, lo que significa que tomaríamos la salida con cuatro horas de descanso. Se debe notar, porque me dicen que llevo una cara de sobao impresionante. Un cafecillo en el polideportivo me entona algo y tras los últimos preparativos pasamos el control de firmas y vamos a esperar la hora de salida, que se da con cinco minutillos de retraso. Me gusta que estos días la gente sale a ritmo tranquila, así que te puedes colocar tranquilamente en mitad del pelotón y coger el ritmo más cómodo para uno mismo.


Tres kilómetros de asfalto que vienen muy bien para soltar las piernas hasta que cogemos una senda y empieza la bueno. Rápidamente nos ponemos ya en fila de a uno y el terreno comienza a picar hacia arriba, ascenso que no dejamos hasta el Cuello de San Beturián, en el k5 de carrera. Descenso y primer avituallamiento, en el que no paro. Me encuentro bastante bien. Nada más salir de él aparece ante nosotros el primer ascenso del día, que nos lleva hasta el Monasterio de San Beturian. Sólo es un kilómetro de ascenso con 200 mts, que me lleva 15’. Engañaba cuando lo veíamos en el mapa. Segundo control, Km. 10,5 y 1h25’ de carrera. Aquí sí paro, relleno de agua, como continúo. Empiezo a tener sensación de hambre, mal asunto tan pronto, y me tomo una Powerbar de coco.

Ahora el terreno es más favorable, en suave descenso combinado con algunos toboganes que obligan a andar entre medio, con pasos muy bonitos en zonas boscosas y paisajes lunares de margas, similares a los que nos encontramos en Oturia. Kilómetros fáciles a unos 7’/Km hasta San Juan de Toledo, avituallamiento justo antes de comenzar el ascenso más largo. Km 17,5 y 2h10’ de carrera. Aquí me tomo mi tiempo. Como, echo sales al camel, relleno de agua y me pongo en marcha hacia el Collado el Santo, 5 Kms de ascenso hasta la cota 1796 desde los 900 mts. Van pasando, lentos y difíciles en 15’, 18’, 19’… Realmente se me hace muy complicada la subida. Cuesta avanzar, sobre todo en la primera mitad del ascenso. Hay una fuente con un agua fresca y helada que me da la vida. Será el agua o serán los cinco minutillos de parada que hago allí pero me animo bastante en lo que resta, enlazando los dos últimos kilómetros en sobre los 13’ y tocando chufa arriba tras 3h30’. El ascenso al Santo me ha llevado 80’… Vertiginoso descenso de 2 kilómetros (por cierto, cómo he mejorado en las bajadas el último año) y avituallamiento rodeados de vacas en una apacible pradera. Cae un Powergel y ahora vienen por delante 9 Kms todos en descenso. No sé cómo ni porque, vuelo. Tramos a 5’, alguno incluso a 4’… Vale que es 100% pista y descenso, pero igual es demasiado deprisa. Pero como me siento bien tiro todo lo que puedo.




Hasta el avituallamiento del 33,7. 4h37’. Es el momento Ipod. Repongo sales, tomo el segundo Powergel, relleno de agua y… comienza el calvario. Es salir de la pista, coger el primer ascenso en senda y las piernas dejan de funcionar. Algo radical, un hachazo impresionante como nunca había sentido que me deja clavado paso tras paso. No puedo correr y duras penas andar. Las piernas comienzan a dolerme. A pesar de que llevo la música y mentalmente me animo a seguir, me resulta dificilísimo. Me vienen a la cabeza los zombies de “The Walking Dead”, no hay una comparación mejor para que os hagáis una idea de mi avance entre los bosques. Y, para colmo, las subidas son auténticas trampas que me dejan más clavado todavía. Me da la sensación de que son auténticos muros. Las minutadas que me caen son salvajes. Kilómetros de penalidades a más de 15’...  primero entre la umbría y luego por más tramos lunares de piedra suelta entre zonas de margas erosionadas. No sé si una pájara es así, porque nunca me había pasado. O si el tío del mazo cuando viene a pegar lo hace con tanta fuerza, porque tampoco lo conocía todavía, pero la sensación de impotencia que me entraba, ese querer y no poder, no sé explicarla con palabras.



A lo lejos, por fin, se ve Ceresa. Ultimas cuestas, calles estrechas, aplausos y, al doblar una esquina aparece de bruces el arco de meta. Me quedó aquí y me doy por satisfecho con ser finisher de los 43 Kms del Maratón, que he completado en 6h28’. 2200 mts de desnivel positivo y 1600 negativos en la carrera en la que, seguramente, peor lo he pasado.



REFLEXIONES
A lo largo de los años que llevo corriendo había pasado por muchos estados durante una prueba, pero lo del sábado fue algo totalmente nuevo que no había sentido nunca. Esa sensación de falta de fuerzas, se quedarte clavado de repente y ver que por mucho que lo intentas no consigues tirar supongo que son la tarjeta de visita del Hombre del Mazo, al que no tenía el gusto de conocer y que espero que, con esta visita, se dé por satisfecho y no vuelva.

Ahora toca analizar las causas que lo motivaron. Os decía antes que había entrenado muy bien las semanas anteriores, y así había sido. Volumen, buenos ritmos, buenas recuperaciones después de las sesiones… La precarrera sí que fue algo más extraña. Solamente 4 horas de sueño, que para mi que en poquísimas ocasiones bajo de las ocho me supieron a muy poco. A cambio, las dormí de tirón, muy tranquilo. El desayuno fue también demasiado suave. Apenas un puñado de cereales y un café en el polideportivo, del todo insuficiente para lo que teníamos por delante pero no me entraba mucho más. Y más tarde, en carrera, me sentí muy bien hasta el k34. Cierto que se me atragantó la subida fuerte, pero la salvé dignamente y en el descenso y los posteriores tramos de pista iba muy bien, demasiado bien. Lo que más me sorprende es que fue un hundimiento radical, no un cansancio progresivo en el que me fuera apagando poco a poco sino que, de repente, el cuerpo se paró. Antes comí poco, no me entraba el alimento y bebí muchísimo, como nunca. También tuve unos ligeros mareos, ya cuando vagaba sin rumbo y sensación de sudor frío, síntomas que no duraron mucho.
Y como de todo hay que buscar el aspecto positivo, me quedo con haber cruzado la meta del maratón y con las cuatro primeras horas de carrera. De todas formas, aprovechando las vacaciones, en agosto me haré un completo chequeo para descartar cualquier anomalía en el cuerpo, que son cosas que no cuestan nada y siempre lo vamos dejando. Y a ver si de una vez por todas comienzo a llevar una alimentación equilibrada.

MATERIAL UTILIZADO
ZAPATILLAS The North Face Single Track. Pues eso, las de siempre. Prácticamente lo estrené, sólo había hecho 25 Kms con ellas y poco que añadir a todo lo que he comentado ya de ellas otras veces. Un valor seguro.

MOCHILA Salomon Advanced Skin Lab 5. Poquito era el material obligatorio. Incluso dejé de llevar el cortavientos dada la previsión meteo. Con una riñonera con bidones hubiera bastado, pero siempre me ha resultado más cómoda la camel.

CAMISETA Altus modelo Tahití. El uniforme oficial de las carreras. Esta vez sin ni siquiera capa compresora interior, que a pesar del calor no hubiera venido nada mal como primera capa, puesto que la camiseta terminó bastante empapada.

PANTALÓN Kalenji Comfort. Ya sabes que en el tema pantalón no soy nada exigente. Uno que me tape, que sea un poquito largo (que no me gustan los del Mundial 82) y a correr.

MEDIAS COMPRESORAS Altus GR16. He reducido su utilización para incrementar sus beneficios. Al ponérmelas todos los días, en los entrenamientos más exigentes no notaba nada nuevo. Ahora me las pongo sólo en carreras y en salidas largas.

CALCETINES Injinji Perfomance Original. Después de oir maravillas de ellos durante años, y gracias a los distribuidores en España, me lancé a usarlos en una carrera. Directamente, sin antes probarlos en entrenamiento. Mal hecho, porque aunque no me fueron mal, no llegué a acostumbrarme a la extraña sensación de llevar "algo" constantemente entre los dedos. Volveré a darles otra oportunidad en la Isostar Desert del próximo día 15.

COMIDA Powergel y Powerbar . Salí con 4 geles y 2 barritas. Tomé una Powerbar y 2 Powergel. Cada vez como menos en carrera, y quizás por allí también puede venir el bajón del rendimiento.

1 comentario:

  1. Demasiados geles, demasiada alteración en sangre y en el metabolismo.

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