Salomon Sense Ride. Contigo al fin del mundo

"Contigo al fin del mundo" era el eslogan de promoción del Peugeot 205. Un resumen perfecto para un modelo que era un prodigio de fiabilidad, curiosamente acaba de cumplir 40 años de su lanzamiento, y que te podría llevar prácticamente a cualquier parte. De hecho fue mi primer coche, comprado de cuarta o quinta mano, al poco de tener el carnet de conducir.

En lo que se refiere a zapatillas, desde que comencé a correr siempre me he sentido cómodo con el mismo tipo de calzado. Modelos "blandos", amortiguados, de horma ancha y no necesariamente específicas para terrenos muy técnicos. Lo que viene a ser una zapatilla pistera, con las que recorrer decenas de kilómetros sin notarlo. Por mis pies pasaron las The North Face Single Track, Altra Lone Peak y Pearl Izumi N2 hasta que llegaron las Salomon Sense Ride en sus diferentes versiones, desde la primera hasta la cuarta y con la quinta a punto ya de aparecer esta primavera. 


Las Salomon Sense Ride, desde la original hasta la 4, se han convertido en uno de los modelos más cómodos que he calzado y, desde entonces, casi la única zapatilla que calzo, tanto en entrenamientos como en competición. Cierto que no es una zapatilla de gama alta, pero su comportamiento en cualquier superficie ha sido excepcional y, en definitiva lo que más me importa a mi, la sensación de comodidad y de que puedes recorrer kilómetros hasta el infinito, bestial.

¿Lo que valoro? La combinación de ligereza y protección con amortiguación y, sobre todo, comodidad a lo largo de los kilómetros, algo que hay que agradecer sobre todo a la media suela Vibe. 

No son las más ligeras, tampoco las más amortiguadas ni su suela es la que tiene mejor agarre. Puede que no sea una zapatilla sobresaliente en nada pero es notable en todo, desde aquella primera versión hasta la cuatro y, seguro, la cinco que llegará en primavera.



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