Trans Montesblancos Trail


Héctor y yo solamente somos una pequeña parte de la Trans Montesblancos Trail. Junto a nosotros hay un enorme y magnífico equipo implicadísimo que ha conseguido que mañana a partir de las 13h00, trescientos corredores desafíen a las infernales condiciones climatológicas que se esperan. Gracias a los Voluntarios, a los Ayuntamientos, a la Mancomunidad, a Protección Civil... Y gracias a los 25 patrocinadores y colaboradores que confiaron en nosotros desde el primer momento.


Gracias a todos ellos hemos conseguido sacar adelante esta locura. Y gracias a vosotros por estar al otro lado de la pantalla y seguir el nacimiento de una carrera, desde que sólo era una idea hasta que se ha convertido en realidad.

Ya llevo unos cuantos años corriendo, y he participado ya en bastantes carreras. He saboreado las mieles del éxito, los fracasos, alegrías, sufrimientos en los recorridos y satisfacciones al cruzar las líneas de meta. Pero os aseguro que ninguna de esas sensaciones pueden compararse con las que sentí el sábado pasado cada vez que abrazaba y daba la enhorabuena a los finishers de la Trans Montesblancos Trail. Especialmente a los de la TMT50, que sufrieron de lo lindo con las altas temperaturas, las más altas en Zaragoza desde hace cincuenta años.


Ver el rostro de sufrimiento de los participantes en la distancia reina de los 50 en carrera daba idea de la dureza de la prueba. Sol constante, polvo y sudor que además a mitad de la tarde se convirtieron temporalmente en lluvia, viento e incluso granizo. Hubo corredores que perdieron 5 Kgs en la carrera, otros que consumieron los 7,5 litros de agua que les entregaba la organización y les supo a poco… Hubo quien llegó, recibió el abrazo en meta de Alfonso y su toro de FINISHER TMT y hubo quien se quedó en el camino. Pero todos ellos terminaron satisfechos por el esfuerzo realizado, por la implacable dureza de un recorrido en el que no existía sombra en la que cobijarse y por el esfuerzo de Organización y voluntarios porque todo saliera perfecto.

La emoción de cada participante al cruzar el arco de meta era la mía al contemplar vuestra cara de satisfacción por el reto conseguido. Una de las cosas que nos propusimos fue que todos los participantes tuvieran una persona esperándole. En la medida de lo posible hemos intentando estar allí siempre para compartir ese momento.


Sabíais también que no íbamos a dejar a nadie sin llegar aunque se pasara el tiempo de corte. Nadie iba a quedarse solo en los caminos. Por eso ha sido para mi un honor especial, ya de noche, ir al encuentro y acompañar personalmente en los dos últimos kilómetros del recorrido a los dos últimos clasificados, participantes de la TMT50 que han llegado tras 8h40 de carrera.

El sábado, mientras terminaba la entrega de premios, me concedí unos minutos de soledad en el campo de fútbol para saborear el momento. Os diré la verdad, se me saltaron las lágrimas al pensar en lo bien que había salido todo. Sólo puedo daros las gracias a todos. Participantes, acompañantes, voluntarios, patrocinadores, instituciones...

Por terminar ya con la TMT, simplemente permitidme compartir con vosotros algunos de los títulos de las crónicas de los participantes, que dan idea de lo que se encontraron el sábado pasado:

Ana Revilla. "TMT, de los Monegros al Infierno"
Carlos Crespo: "TMT, no pudo ser. El calor pudo conmigo"
Chema Tapia: "TMT, al filo de lo inhumano"
Carlos Utrilla: "TMT, una temporada en el infierno"
Pablo Ariza: "TMT, un paseo por el infierno"
Stefan Beyer: "TMT, crónica de un colapso"
Rafa González: "TMT, ¿dónde fueron esos 14 kilos que faltan...? Quedaron ahí, en el desierto, fundidos con el polvo"
Jomigon: "TMT, El sol parece que aplasta, que pesa, no se puede respirar bien"

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