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30 diciembre 2021

Mi 2021

Dice mi Strava que este año he entrenado algo más de trescientas horas, traducidas en unos 2600 kilómetros recorridos en 190 sesiones. También dice mi Strava que sólo he participado en una carrera con dorsal y completado un reto personal.

Yo creía que incluso había entrenado menos, y que me salían todavía menos kilómetros. Lo de las dos carreras sí lo tenía controlado, ejemplo palpable de que la motivación por esto de salir a correr, sobre todo en la segunda mitad del año, ha caído en picado sin que pueda acertar a definir las causas. Espero que vuelva en 2022, porque hay cosas que me apetecer hacer.

Se va un año que ya venía lastrado de inicio por la pandemia y los confinamientos perimetrales que hicieron imposible pisar la montaña en invierno o participar en carreras. La casualidad, o no, hizo que el primer dorsal post pandemia fuera con la misma gente que el último antes de que el mundo cambiara, Klassmark. El Trail Rocacorba fue tan salvaje como lo pintaban y más sufrido de lo que yo creía. Tanto que llegué a meta, junto a Juan, cuando ya estaban a punto de desmontar el arco de meta. Lo que viene a ser jodido pero contento y con ganas de llegar a casa y mirar calendario.

Lo complicado vino después, con unas molestias en los aquiles que fueron aumentando hasta convertirse en dolor, penando en entrenamientos hasta que las visitas a Paula y Sara a finales de mayo sirvieron para recuperarme.

En verano rescaté un proyecto pendiente desde hace años, completar La Senda de Camille. Un punto de inflexión en el año que, por todo lo que significó, tuvo un efecto rebote. Y es que esos dos días en la Senda de Camille junto a Albert, David e Iván fueron de los que hacen recuperar las ganas de correr, las de compartir aventura con amigos, de buscar automáticamente algo para hacer juntos de nuevo pero, a la vez, te llenan de tal manera que luego no encuentras nada que te motive de nuevo.

Y eso es lo que pasó desde agosto, una ausencia total de motivación. Pocas ganas de competir (ni Maratón de Zaragoza ni Collserola) y pocas también de entrenar, con un reset total en diciembre para comenzar de cero y recibir al 2022 con energías renovadas.



20 diciembre 2021

Ultra Trail World Tour, fue bonito mientras duró

Como la crónica una muerte anunciada, la Thailand by UTMB puso punto y final, definitivamente, al Ultra Trail World Tour. Un circuito que durante ocho años agrupó a la mejores ultras del mundo y que, casi como cualquier producto de éxito tuvo su época de crecimiento, su auge y su declive hasta la desaparición.  

El Ultra Trail World Tour nacía en 2013 por iniciativa del Ultra Trail Mont Blanc y Marathon des Sables, con el objetivo de agrupar las mejores ultras del mundo, viendo su primera edición en 2014. Sergio Fernández lo explicaba bastante bien hace unos años en este postTransgrancanaria, Fuji, Réunion o Western States 100 formaban parte de un UTWT que generó grandes expectativas, correspondidas con la realidad en sus tres primeras ediciones y que atrajo la atención de corredores, medios y público en general, ávidos de tener un circuito que otorgara en diciembre la vitola de mejor corredor y mejor corredora de la temporada. 

Pero, a partir de 2017, el Ultra Trail World Tour comenzó a sufrir una mezcla de estancamiento, pérdida de interés y dificultad para entender las puntuaciones que otorgan las carreras. Primero fue la deserción de dos de sus buques insignias, Grand Raid Réunion y Marathon des Sables, curiosamente ambas por los mismos motivos (no necesitaban al UTWT para seguir siendo grandes), después la división de las pruebas una clasificación difícil de entender y, para terminar, la coincidencia en fechas de algunas pruebas hicieron que el circuito como tal perdiera interés. No así las carreras individualmente, que seguían atrayendo la atención. Dispersar la atención de corredores y espectadores no favorecía ni a las pruebas, ni a los corredores ni, sobre todo, al Ultra Trail World Tour en conjunto. La imagen que se transmitía al exterior es que primaban más los intereses individuales de las carreras que el del circuito. 

El calendario 2019 nos regaló la noticia de que las tres pruebas grandes del Ultra Trail Mont Blanc iban a puntuar. TDS, CCC y el UTMB como tal otorgarían puntos para la clasificación final del circuito, dejando a la carrera de Chamonix como la gran dominadora y dándonos pistas de hacia dónde evolucionaría el UTWT. Si a esta posición predominante del UTMB en el Ultra Trail World Tour le unimos el anuncio del nuevo circuito en el que se iban a inlcuir las pruebas marca "by UTMB" podíamos empezar imaginar que el futuro del UTWT pasa por una desaparición-integración en UTMB, perdiendo la esencia con la que nació. 


Un trail-ficción que se ha convertido en realidad con el nacimiento de las UTMB World Series y la desaparición del Ultra Trail World Tour. Una fusión, una fagocitación que, aunque derive en un circuito con muchos puntos coincidentes, tiene muchas más diferencias. 

Del Ultra Trail World Tour nos gustaba la integración de pruebas de diferentes padres y madres, la agrupación en un mismo calendario de las carreras más importantes, el ver por fin un circuito de nuestro deporte al más alto nivel, ocho años en los que hemos visto crecer al ultratrail a un nivel que pocos pensábamos.

Fue bonito.




14 diciembre 2021

Thailand by UTMB, cuestión de estado

No es la primera vez, ni será la última, que la organización de un ultratrail sirve como medio de promoción y escaparate de un territorio. Ejemplos hay muchos y, la mayoría, con efectos muy positivos sobre el lugar en el que se desarrolla la prueba.

Esta premisa fue la que impulsó la creación de la Thailand by UTMB, que buscaba posicionar la zona de Chiang Mai, y por extensión el país, dentro del mundo del trailrunning en una zona, la asiática, en franca expansión en nuestro deporte. De la mano de UTMB Group nacía un transatlántico que, más que hacer la competencia a pruebas cercanas como las del circuito Asia Trail Master, podía fagocitarlas.

La prueba quemaba etapas, con una exitosa edición cero, hacia su estreno, que debía celebrarse en noviembre de 2020. Un estreno que, incluso en el año de la pandemia global, pudo llevarse a cabo. Bien es cierto que fue una edición rara, que contó con 1500 corredores locales o residentes en Tailandia, ya que los extranjeros no pudieron viajar debido a las restricciones. A pesar de ello, sólo conseguir celebrar una carrera de tal calibre en esas circunstancias, fue un éxito y un impulso para pensar en un 2022 que, teóricamente, debía traernos tiempos mejores.

Unos tiempos mejores que no terminan de llegar pero que sí han permitido sacar adelante una Thailand by UTMB 2021 que se convirtió en cuestión de estado. Ya no sólo se trataba de que la carrera fuera un escaparate de Tailandia. Ahora, además, debía ser la pista de pruebas para la reapertura del país al turismo internacional.

En Tailandia no querían un evento como el de 2020. Se trabajaba sólo en la dirección de tener una prueba internacional y, con ese objetivo, se tomó la decisión de retrasar 45 días su celebración. La reapertura de fronteras en Tailandia a turistas vacunados de 63 países desde el 1 de noviembre permitió la presencia de corredores de Estados Unidos, Francia, China o Nepal y la de medios de comunicación de diversos países, entre ellos Territorio Trail Media.

La Thailand by UTMB, además, era el evento elegido por el Gobierno de Tailandia para mostrar al mundo que el país, de nuevo, podía ser un destino de vacaciones. Una cuestión de estado en la que nada podía salir mal y nada ha salido mal.

El resultado ha sido una prueba que ha superado las expectativas, reuniendo a más de dos mil corredores en todas sus distancias, con unos organizadores que ya piensan en el 2022 y en una Thailand by UTMB que llegue a cotas más altas.