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30 octubre 2011

Duatlón de Perdiguera


¿Qué se me había perdido a mi en un duatlón? Buena pregunta.
Cuando terminé Oturia, descartado el maratón de Zaragoza, y con meses por delante antes del primer objetivo del 2012 me animé a iniciarme en esta disciplina, por mantener la motivación y por hacer algo distinto. La bici que tengo me la regaló Bea hace dos años, porque quería algún día a la semana ir y volver de casa al trabajo. Algo que sólo he hecho una vez, por lo que la Orbea reposaba tranquilamente en el trastero con las ruedas deshinchadas y sólo salía al mundo exterior cuando alguna lesión me obligaba a aparcar el running unos días. En fin, que me lié la manta a la cabeza, embarqué también a mi compañero Antonio y con treinta días por delante nos apuntamos al duatlón de Perdiguera. Una prueba nueva 5+18+2,5 y de la que nos dijeron que era muy sencilla en el sector ciclista.


Al ser la primera vez y no controlamos mucho cuánto se tarda con los preparativos a las 9:30 ya estábamos por Perdiguera, el Sirocco’s Team y Bea.  Recogida de dorsales y a colocarlos en bici, casco y cinta. Bueno, pues bastante sencillo. Sobra tiempo para tomar otro cafecillo antes de la salida, que es a las 11:00, y para que nos expliquen claramente todo el tema de las transiciones. Por donde se entra, por donde se sale, qué se pone primero, que si el carril de compensación, que si los impares por un lado y los pares por otro, las sanciones por hacerlo mal... No deja de ser curioso para los nuevos en la materia como nosotros. Por cierto, que hemos tenido suerte y nos ha salido un día espléndido sin viento, sin nubes y con temperatura muy agradable para correr.


Salimos desde el final de los 200 inscritos. Hemos venido a probar y preferimos empezar desde atrás. Parece que las piernas están bien y los kilómetros de los 5k de running salen bastante bien, aunque el circuito pica la mitad para arriba y la otra en descenso, así dos vueltas. Queríamos hacerlos por debajo de 4' y pico en 19'28" aunque el último se me hace muuuuuuuuuy largo. Se nota que no estoy acostumbrado a estas distancias tan cortas y explosivas, pero aguanto bastante bien el tipo. Entro en la zona de transición. Madremía si hay bicis!!! Primero casco, abrochar, coger la bici y salir corriendo hasta la línea. Pues contra todo pronóstico la cosa va bastante bien. Salgo rápido, no provoco ningún incidente y comienzo el sector de bici que son dos vueltas de 9k.


Como era de suponer, no es tan llano, pero se avanza muy bien. La pista es ancha, y el miedo que tenía que era que hubiera overbooking de ciclistas, no es tal. El grupo está ya muy estirado. De todas formas, me coloco tranquilamente a la derecha, y el que quiere pasar que pase. Y jodo si pasan. A pesar de que voy rápido para mi nivel me adelantan por todos lados: por la derecha, por la izquierda, casi hasta por arriba. Parece que la peña vaya en moto. Salvajes. Las pegatinas de Altus salen volando de mi bici, jejeje. Y no digamos ya cuando llegamos a una bajada de unos 200 mts, con la pista muy ancha no digo que no, pero que a mi me parecía el descenso a los fuegos del averno en caída libre. Ni corto ni perezoso he echado pie a tierra y he hecho ese tramo corriendo, empujando la bicicleta. Y me ha costado menos que lo que me costaba bajar tirando de freno. Vuelta a montar y a seguir para delante. En esta segunda mitad del bucle el recorrido es algo más revirado, con ascensos cortos sobre piedras donde me encuentro más cómodo. Curioso, pero al igual que en las carreras de montaña, me desenvuelvo mejor subiendo que bajando. Piedra suelta, roderas… divertidillo y después descenso largo hasta una última subida tendida que nos lleva hacia la zona transición, no sin antes hacer un pequeño circuito entre pinares. En esta parte recupero parte del terreno perdido antes, pero me resulta mucho más complicado remontar aquí que corriendo.

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La segunda vuelta de BTT me va bastante mejor que la primera. Más acoplado, más caliente y con más confianza, claro ya conoces el camino. Además, la carrera ya está muy lanzada y el espacio entre corredores es mucho mayor. Por supuesto, en la bajada de antes me vuelvo a bajar, y es lo mejor que puedo hacer ya que tardo menos corriendo que descendiendo con los frenos clavados. A partir de aquí, como antes, mucho mejor, dándolo todos en los ascensos y sufriendo en las bajadas. Y por que no, incluso disfrutando en el tramo de los pinares. Enfilo la zona de transición y cuelgo la bici pinchando en 53'59" totales y 3' menos este segundo bucle que los primeros 9 Kms.. Bueno, no ha ido mal, sobre todo teniendo en cuenta que la sensaciones al principio no han sido muy allá. Pero conforme avanzaba he mejorado y he terminado divirtiéndome por los pinos e incluso ¡¡adelantando a alguno!!.
El cambio a la carrera a la pie no es traumático. Haberlo entrenado seis veces en este último es lo que tiene, entre llegar y salida de la zona de boxes, transición y carril de compensación son casi 400 mts de trote que qyudan a las piernas a cambiar el chip por lo que enseguida me pongo en modo running on. Desgraciadamente no tengo mucha gente al alcance, tampoco por detrás, y sólo puedo adelantar a unos ocho entre el primer kilómetro y el segundo, que los marco por debajo de 4'. Miro hacia atrás y no veo a Antonio, así que me dejo ir, bajando el ritmo hasta que llega a mi altura para entrar juntos en meta. Lo hemos preparado juntos y terminaremos juntos. Finalmente cruzamos la meta de Monegros Man en 1h25’52, clavando el tiempo que habíamos previsto el viernes pasado. Otra cosa más que he probado, jejeje, ya he hecho un duatlón.

25 septiembre 2011

Puyada Oturia 2011


La Puyada me ha dado dos lecciones relacionadas:

Lección 1: Que hayas corrido ultras no significa que una carrera corta la vayas a terminar con la punta del rabo.
Lección 2: Cuando vienen mal dadas hay que sufrir hasta el final.
Pero haber corrido ultras te da el punto de sufrimiento necesario para terminar.

Tras tres Puyadas anteriores tenía bastante clara la estrategia que tocaba  este año aunque, jejeje, me equivoqué.
El sábado por la tarde cayó en Sabiñánigo lo que no está escrito. El cielo se cubrió por la tarde y empezó a descargar agua a mansalva, lo que anticipaba que el domingo tendríamos el terreno, no sé si complicadillo, pero sí resbaladizo. Dos apuntes curiosos de la entrega dorsales: me dieron el 4 (aunque no por élite :) sino por el orden de inscripción, que la hice antes de irme de vacaciones). Y la segunda anécdota, el dorsal era de tela y reutilizable. Osea, que hay que devolverlo al llegar a meta. Sobre todo curioso el que sea de tela. Yo que lo llevo con cinta de triatleta, me daba la sensación de llevar puesto un taparrabos.



Cada vez me cuesta más madrugar para las carreras. Este año me había malacostumbrado a las salidas a horas normales (12h30, 14h, 12h…) pero esta vez tocaba madrugar y a las 8:30 en punto se da salida con menos de cien corredores. Qué diferencia con ediciones anteriores, llegando a los 300 y creo que incluso más. Pues será que mi grado de torpeza se nota más entre menos gente, porque he sido el único que se ha comido un pilón de los que ponen en las calles para que no aparquen los coches. No habíamos recorrido ni quinientos metros, golpe en la rodilla y al suelo. Menos mal que estaba algo protegida por una almohada. La idea que llevaba en la cabeza era salir tranquilo hasta la cima de Oturia y a partir de allí apretar a tope hasta que duren las fuerzas. Del recorrido sólo cambia el principio por la obras de la autovía, y en cuando cruzamos el río empezamos el ascenso por senda hasta Santa Engracia. Al estar tan poquitos, el grupo se estira pronto y las unidades se desperdigan. Vamos, que haré la carrera prácticamente solo. Es algo que prefiero, sobre todo el los descensos, cuando me pone bastante nervioso llevar a gente pegada al culo.

Bueno, que me lío. La subida por senda bien, como siempre, con el terreno húmedo. El descenso no es muy complicado y no lo hago mal, aunque con algún sustillo con las piedras mojadas. Cruzo el río Basa, ya a la brava sin pasar por las piedras. Al revés que el año pasado, en el tramo llano voy bastante bien. Cruzo por la tubería y aquí ya el terreno empieza a empinarse. Primero hasta Osán, y desde aquí terreno de toboganes por recorrido de la Osan Cross Mountain hasta San Román. Me tomo el primer Powergel y comienza el espectáculo. Personalmente a mi me parece más duro el ascenso a Santa Orosia que el final a Oturia. Ritmo suave, pimpam, pimpam, guardando pero con la mosca detrás de la oreja porque las piernas no van también como otras veces. De hecho, miro el reloj y veo que llevo bastante retraso con el horario que había previsto. Me salen kilómetros de 14’, 13’… Se me hace la subida eterna. Menos mal que sé hasta donde llega, porque si fuera una carrera desconocida se hubiera hecho muuuuuuuuuy largo. La llegada al avituallamiento de Santa Orosia es una bendición, cuando ya iba muy justito. Unos buenos tragos de agua y los dos kilómetros de ascenso sostenido por pista, de vez en cuando sorteando vacas, me vienen de maravilla  para reactivar las piernas y, sobre todo la mente. Al coger el desvío final al Pico Oturia miro el reloj y me marca 2h35, cuando otras veces es el tiempo que hago en cima. El ascenso final es por pastizal primero, piedra suelta después y hierba y cantos en la cresta. El primer tramo es el más vertical, duro y siendo el cresteo una subida más tendida. Toco chufa en 3h05’. Muchas precauciones y poca alegría en las piernas se traducen en llegar media hora tarde a donde había quedado :).



Tocaba ponerse las pilas e intentar bajar algo más ligero de lo habitual. Me tomo otro Powergel en la cima y me lanzo hacia abajo. Muy rápido el primer tramo por pastizales hasta el avituallamiento. Otro vaso de agua y ya, por sendas y pedreras, Satué. Son unos kilómetros que alternan sendas de tierra con piedra suelta, raíces, dos o tres cruces de río y pedregal final antes de entrar en Satué. Este trozo lo hago casi andand, es aquçi de donde tengo de recuerdo los puntos en la frente del 2007. A partir de este punto, k25, terminan los ascensos y descensos pronunciados. Todo lo que queda ya son pequeñas subidas y bajadas, toboganes y llaneo. Recuerdo que en Isún hay una fuente, a la que amorro. K28 último gel, Ipod en marcha y a correr lo que dé de sí el cuerpo. Dado lo que he estado guardando es bastante, y no me resulta difícil marcar kilómetros por debajo de 5’, con un ritmo bastante constante. Tan rápido que adelanto en este tiempo a cinco corredores que, sin exagerar, me llevarían más de 15’ al paso por la cima de Oturia.  Segundo paso por Osan, último avituallamiento en el río y rumbo a Pirenarium, no sin antes  hacer ese último ascenso a 3 kilómetros de meta que tanto se atraganta cuando no lo conoces. Se me hace menos largo que otras veces, desciendo de nuevo hacia el río y tras cruzarlo piso ya asfalto en Sabiñánigo, entrando en meta en 5h07’. En la clasificación por equipos hicimos cuartos.



El ganador de la porra ha sido Jorge Jariod. Pronosticó 5h05 y es el que más se acercó. Por cierto, es la segunda vez que acierta. En la porra del maratón de Zaragoza 2010 tamvién se llevó otro lote Altus.

¿Satisfecho o defraudado? ¿Exito o fracaso? ¿Dónde está la ínea que separa ambas sensaciones? Dos preguntas que parecen iguales pero no lo son. Sólo una vez, en el Sables del 2009 y con aquel bloqueo mental he sentido el fracaso en el cuerpo. El resto de carreras, y ya son unas cuantas, las califico de exitosas. En este calificativo dejo a un lado la clasificación o el tiempo que he realizado, puesto que lo que realmente me importa es lo que ha dado mi cuerpo. Si lo he dado todo, si he rendido al máximo y no he dejado en mis piernas ni una gota de esfuerzo contenido, entonces la participación habrá sido un éxito. Y sobre todo, disfrutar de lo que uno hace. Pasarlo bien incluso sufriendo, que al fin y al cabo es lo que hacemos. Porque si perdemos esa perspectiva de la diversión, entonces sí que hemos fracasado.

Otra cosa distinta es sentirse satisfecho. Respecto al domingo, evidentemente terminar más tarde de tus previsiones no te hace estar muy contento. Las causas están claras, y es una mezcla de falta de gasolina en las piernas y de error en la estrategia. Contra lo que podría pensar creo que la mejor opción, dado que no tenía buen día, hubiera sido apretar más en la primera mitad y tirar hasta que el cuerpo aguantara. En cambio, reservé y guardé mucho más de la cuenta (3 horas en cima es una auténtica barbaridad para lo que quería hacer). La prueba de ello es que los últimos 9 kilómetros me salieron rapidísimos. En fin, no son excusas, sino un análisis bastante sensato de lo que dieron de sí esas 5h. Lo más positivo, la fortaleza mental, aunque eso da para un post entero que colgaré otro día.

Y bueno, pues vamos a poner también una excusa o qué? Nunca se sabe pero seguramente, quizás, posiblemente... si no hubiera llovido tanto la tarde anterior y el terreno no hubiera estado tan húmedo, pues igual en los descensos habría perdido algún minutillo menos. Pero en fin, esto sí es una excusa :)

Este es el track de la carrera en Everytrail:


30 julio 2011

Maraton del Aneto



El Maratón Aneto era el colofón al mes de julio tan particular que me había marcado en el calendario, y que dada la evolución de mi esguince en el ligamento lateral interno de la rodilla derecha, había tomado especial significado. Estos meses desde abril han sido duros, con el entrenamiento con dolor primero, la recuperación después y la recaída más adelante. En Belchite salió cara, en los Monegros cruz y ayer, la moneda volvió a caer hacia arriba.

Básicamente todo lo que me habían hablado de esta carrera era negativo: que si el recorrido era feo, que si poco montañera y rápida, que si un ida y vuelta no vale nada... Iba con una idea formada y resultó ser todo lo contrario. Cierto que hay unos cuantos kilómetros de pista, pero también terreno técnico y subidas complicadas. No es tan corredora como se dice y termina resultando bastante dura.


Además de en el plano individual, en la salida estaba junto con José Luis e Iván formando parte del Altus Xtrem Team, con unas miras bastante altas en la clasificación conjunta que no fueron satisfechas.

Salida a las 14:00 en punto desde la plaza de Benasque y por la calle principal llegamos al primer tramo pistero paralelo a la carretera. Se hace difícil correr, estamos casi 600 y tardo unos minutos en coger mi sitio. Iván ha ido por delante y José Luis viene conmigo. Hasta el CP1 en el embalse seguimos todo el rato por pista, pasando el tramo del camping con bastante público, que se agradece mucho. Voy bastante bien, reteniendo y sin que la rodilla mande ningún aviso. La idea prevista es llegar al punto más alto alrededor de las 3h para hacer el descenso sobre 2h30'.


El grupo ya se ha estirado, José Luis se queda a unos metros a su ritmo y yo continúo bastante bien. Los tramos de pista se alternan con algo de senda hasta que ya cogemos sólo senda, algo complicada en ocasiones. Hasta aquí prácticamente no he andado, completando los diez primeros kilómetros en menos de una hora. Primer Powergel y subida a los Baños de Benasque a través de carretera de asfalto. Dura pero fácil. En el CP2 ficho y aquí se abre un tramo de pedrera ascendente complicado para los torpes como yo, que atravieso andando. Hay que ir con cuidado, alternando piedra y sendas con bastantes raíces y piedras, que nos lleva a un rápido descenso hacia el CP3 y los Llanos del Hospital. Buen terreno de llaneo entre praderas y cruzando puentes de madera antes de atacar la penúltima subida. Esta es la última ocasión para rellenar el camel de agua, puesto que más adelante ya no hay posibilidad de líguido. A pesar de no haber consumido mucha, lo relleno a tope en el río (k16) y comienzo el corto ascenso que me lleva al último llaneo que desemboca en la definitiva subida al Puerto de la Picada a la altura del k18.

Tres kilómetros por delante de ascensión en zigzag que empiezo tras dos horas justas de carrera. Un Powergel y para arriba. Al principio voy cómo, a ritmo constante, pero el ascenso no es como me esperaba. No es como me habían contado y se me atraganta. Algunos tramos me parecen auténticos muros y me cuesta mucho ascender. Invierto 32' en completar 1,5 Kms, hasta donde se pierde la senda y hay que buscar el mejor camino para uno mismo, entre piedras y tirando recto para coronar la Picada en 2h54'. Ascenso duro de cojones. Me lo ha parecido a mi o lo es de verdad, pero desde los tubos del MAM del año pasado no recuerdo una subida tan costosa.


La bajada como siempre, pisando huevos. A los doscientos metros de comenzarla se me suben hasta las cejas los dos gemelos, tanto que me tengo que tirar al suelo a estirarlos porque veía las estrellas. Además tengo una sensación de hambre en el estómago, por lo que metó otro Powergel al cuerpo. Los estiramiento me han ido bien y me animo en la bajada, bastante más que en otras, tirando recto lo que a la subida había hecho en zigzag. Aquí ya nos vamos cruzando con los compañeros que siguen haciendo la subida, dándonos mutuamente palabras de ánimo. La bajada ha sido perfecta, la rodilla sigue sin hacerse notar y afronto el llaneo que me llevará al descenso hasta los Llanos de nuevo. Paso por el río sin parar a rellenar el camel, pero sí hago una parada en el CP para que me den unos chutes de Radiosalil en spray en los gemelos. Estoy en el k28 y las fuerzas siguen intactas. Ahora tengo la corta subida que antes era bajada y el complicado tramo de pedrera donde vuelvo a perder de nuevo bastante tiempo, más esta vez porque es en descenso. Estas piedras me dejan en el k31, en Baños de Benasque. Qué poquito queda y qué bien voy, joder.

Pico en el control y me tomo mi habitual momento motivador en las carreras. Relleno el camel a tope, me tomo el cuarto Powerbar, saco el Ipod de la mochila y con el "Fuel" de Metallica atronando los oídos me dispongo a darlo todo en los 10k que me faltan. El que no corra a tope con esto no sabe lo que se pierde. Es el terreno fácil, pistero de la ida en ascenso pero al revés, así que no es extraño que a tope de fuerzas me salgan los kilómetros sobre 4'20 e incluso menos alguno. En este trayecto adelanto alredor de a veinte corredores, uno de ellos Iván que con un esguince al poco de empezar está terminando andando. Con 5h20' en el reloj Benasque ya está en la lejanía. Sólo falta el último achuchón para llegar a metal por la calle Mayor y cruzarla en 5h28', puesto 60. Satisfecho no, lo siguiente.

Por equipos el resultado no ha sido tan satisfactorio quedando novenos, muy lejos de las expectativas que nos habíamos creado.

15 julio 2011

Isostar Desert Marathon. DNF


Parafraseando a García Márquez, crónica de un abandono anunciado. Lo que no puede ser no puede ser, y además es imposible. 

Cuando tomé la salida del IDM el sábado por la mañana ya sabía que llegar a meta era una quimera. Sólo quedaba por saber hasta dónde llegaría. Probablemente si no se hubiera desarrollado tan cerca de Zaragoza no habría ido, pero con la cercanía por lo menos había que probar, aunque lo lógico y racional hubiera sido quedarse tranquilamente en la cama.
Nada más apoyar los pies en el suelo al levantarte supe al 100% que no era el día, pues el dolor persistía. A pesar de todo estaba motivado y animado. Es distinta la actitud con la que te tomas una carrera cuando sabes que no cumplirás el objetivo, quizás más con ganas de aprovechar el tiempo que se pueda y convertir el día en un buen entrenamiento. Llegada al campamento con Héctor y Juan sobre las 10 para recoger dorsales, chips y demás. Por fin recibimos el roadbook y conocemos la distancia definitiva (112 Kms) y los kilómetros que separan los controles de paso. Las dudas que tenía con el agua y las calorías las resuelvo finalmente saliendo sólo con un camel lleno de 1 litro dejando el otro vacío. Respecto a las 2.500 calorías, realmente sólo cargo para consumir 1.500, cubriendo las mil restantes con panes hipercalóricos y frutos secos para deshacerme de ellos a la mínima oportunidad y bajar peso en la mochila. Era la única forma de llegar a los 2,1 Kgs obligatorios, puesto que el peso del equipo obligatorio lo había reducido a la mínima expresión.


Apuramos para entrar en el control de salida a última hora. Revisión de mochila, de material y para adentro. Charla técnica antes de salir, últimos datos de la prueba y a las doce en punto se da la salida. Me coloco al final del todo, es algo que hago habitualmente en estas pruebas largas para llegar poco a poco a mi ritmo cómodo de carrera, mi ritmo Amalio, que suele andar sobre los 6’. Como era de esperar, la rodilla comienza a dar guerra desde el principio pero intento evadirme de ello. Muy pronto se estira el grupo, los corredores de desperdigan demasiado pronto para lo que suele ser habitual y me coloco alrededor del 25 enfilando hacia el CP1 que está a 13,5 Kms.  A pesar de que hace calor, no es tanto como las semanas anteriores en Zaragoza, o por lo menos me lo parece a mi y lo aguanto bastante bien. El recorrido es el habitual de la zona. Pistas interminables y poco técnicas con algún paso de vez en cuando por campo abierto. Llego al CP1 en 1h15’. Paro a estirar, me tomo una Powerbar, relleno el camel y salgo a cubrir los 14k que hay hasta el CP2 ya con la decisión tomada de quedarme allí. El dolor va aumentando y acumular kilómetros sólo puede servir para romperme del todo. No llegaré de ninguna forma, y dentro de quince días está apuntado en la agenda el Maratón del Aneto. Estos kilómetros son más sufridos. Dos largas pistas kilométricas se hacen eternas. La distancia entre corredores ya es de cientos de metros entre cada uno. El sol está muy alto y castiga a los menos acostumbrados. Tras estas pistas descendemos por un cañón, unos tramos complicados de campo abierto y senda algo técnica en la que apenas se puede correr para completar los 28,7Kms hasta el CP2 en 2h55’.  Aquí me quedo. Tal y como llego doy aviso de mi retirada y me tumbo a la sombra a esperar que vengan a buscarme para ir de regreso al campamento.

Contra lo que pueda parecer, no estoy ni desanimado ni descontento. He aguantado  casi 30k con bastante dolor, y seguir más hubiera sido un suicidio deportivo. De las tres pruebas del mes de julio superé con nota Belchite y aquí ha llegado el suspenso. Dentro de quince días, estaremos en Benasque para el Maratón del Aneto con el Altus Xtrem Team.

Este es el track de la prueba hasta el CP 2, donde me quedé:



Esto es lo que pensaba el día anterior a la carrera:
15.07.2011 A menos de 24h de la salida del IDM (12h del sábado 16), las noticias no son buenas. En runrun de la rodilla continúa, ayer por la tarde molestaba, y esta mañana al levantarme me he dado cuenta de que la llevo bastante hinchada. Pero bueno, es algo que ahora mismo no tiene solución. Sabía que podía pasar, pero tras terminar la Desértica sin ninguna molestia, lo creía superado. En fin, que poco se puede hacer salvo esperar a mañana, tomar antiinflamatorios y confiar en que durante la prueba remita. Así que basta de lamentaciones, lo que tenga que ser será. Por cierto, que no todo son malas noticias. Ayer por la tarde recibí una llamada de Altus, diciéndome que querían implicarse todavía más en los objetivos Almasyrunner, especialmente en el Trail Aneto del 30 de julio. La semana que viene os lo ampliaré.


Como podéis ver en la foto, el material de carrera está preparado. Repito casi todo lo que tan bién me ha ido en otras carreras con dos excepciones: el pantalón pasa a ser un con musleras compresivas y también llevaré medias compresivas. En esto último tengo una duda, y es que jamás las he usado. Entonces, ¿debería llevarlas de salida o echarlas a la mochila y ponérmelas avanzada la prueba? La manía de siembre, estrenar calcetines, y otro par de repuesto, el cortavientos, la cantidad de comida que os detallé ayer, el material obligatorio, el Ranningbuff, gorra, frontal, el Ipod con mi lista motivante... Lo que se ve arriba.

La previsión meteorológica anuncia que el calor no será tan extremo como podíamos esperar, con unos 32º de máxima. A cambio, a partir del sábado noche se prevé entrada de cierzo. Espero que no se adelante, porque eso sí sería dantesco para mi. En principio han dicho que la carrera se podrá seguir por el Facebook y Twitter de la Organización, pero no sé exactamente si en tiempo real o no. De todas formas intentaré comentar noticias y sensaciones desde mis FB y TW.

Del recorrido no se sabe nada, porque es secreto y hasta mañana con los dorsales no lo sabremos. Serán entre 110 y 120k con 8 avituallamientos en los que sólo recibiremos una botella de 1,5 lts de agua y otra de 0,5 lts de isotónica. El tiempo máximo para completarla es de 28h, hora límite las 16h del domingo. ¿Cuánto tardaré? Ahora mismo una incógnita. Al no conocer el perfil ni el recorrido no puedo hacer una estimación de tiempo ni marcar puntos claves como hice en Trashumad o en París, carreras en las que llevaba el recorrido muy memorizado.
De la lista también me parece excesivo el número de calorías obligatorias: 2.500 con el número de dorsal marcado en los envoltorios. Eso son muchas calorías, y por extensión demasiado peso. Para conseguir la suma irán en la mochila 7 Powerbar, 6 Powergel, 1 bolsita de Ride Shots y 2 Naturalenergy. Y bueno la navaja, el silbato y el botiquín quizás serían también prescindibles, aunque realmente no están de más para un caso de emergencia.


Ah!, y ya he hecho también la selección de música que llevaré en el Ipod y que me acompañará en los momentos duros. La moral está alta pero la rodilla sigue molestando, y eso sí que no me gusta.

02 julio 2011

Desértica Extrema 2011


No sé qué tiene esta carrera, pero cada año que la corro me enamora más. Serán los paisajes espectaculares. Será la organización siempre perfecta. Será el agradable ambiente que siemprese respira, pero el caso es que me encanta y espero ávido que llegue julio para disfrutarla. Este año teníamos algo extremo de verdad. 44k no esperaban por delante en la línea de salida de Belchite. Aunque a las 8:30 la temperatura no era tan alta como los días anteriores, durante la noche habíamos tenido tormentas, por lo que el grado de humedad era bastante elevado. Definitivamente había decidido salir con mochila, con un camel de 1 litro de agua congelada y cuatro Powergel.

Y a la hora indicada nos ponemos en marcha. Estos primeros 20k son territorio desconocido, y lo que se intuía en el perfil no se parece a lo que realmente hemos tenido. Salgo con un tiempo objetivo en la cabeza de 4 horas para intentar coger un ritmo crucero constante. Y en esas me he puesto. Los primeros 8k pican hacia abajo, por pistas anchas y fáciles y con el día todavía relativamente fresco. Veo más o menos que rondo el puesto 15, con un grupo de cabeza de tres que se ha ido por delante, otro de cuatro – cinco unidades siguiéndoles y después un reguero de corredores sueltos.  A partir del  9 el terreno cambia. Empieza a picar hacia arriba y las anchas pistas se transforman en caminos más técnicos de piedra suelta y cierto desnivel. Me parece una parte ciertamente bonita, bastante distinta a lo acostumbrado otros años, con el ascenso a un vértice geodésico, descenso entre paredes y unas cuantas subidas y bajadas. En la subida al vértice, k12 me he encontrado algo flojo, las piernas no respondías mucho y me he tomado el primer Powergel. Como siempre, me ha sentado de maravilla y en el trayecto hasta La Puebla de Albortón las zapas han empezado a volar, adelantando a seis corredores. Aquí estaba el segundo avituallamiento, y como siempre dos botellas de agua: una y media para ducharme y la media restante para beber. El tiempo de paso es 1h50 para 22k. Dejamos atrás las casas y empezamos el tramo de cresteo, recuperando nuevamente el de hace unos años, más largo, técnico y empinado. Aprovecho la subida para avanzar tres posiciones más, iniciando el complicado descenso en sexta posición. Justo cuando termino el descenso  oigo el cohete que da la salida a la prueba corta de 25k. Desde ahora ya el recorrido es común, por lo que supongo que me alcanzarán unidades de esta otra prueba.



Entramos en el tramo de la foz de Zafrané. Sin duda el más bonito de todo el recorrido, pero también el que más se atraganta todos los años. Realmente no sé porqué, pero es hacia arriba y siempre me atranco. Esta vez no podía ser menos, y se me hace larguísimo atravesarlo. Entretanto me tomo otro Powergel, k25, llego a la cantera de piedra, k30, y a unos 500 mts llevo a otro corredor que parece que va justillo. Lo alcanzo en el 32, compartimos unos metros y meto el cazo hasta el fondo. En un cruce, en vez de fijarme en las marcas sigo recto, bastante encebollado, y avanzo sin darme cuenta de que es el camino equivocado. Tardo unos 1500 metros en enterarme, y dar la vuelta bastante cabreado. Me he chupado casi tres kilómetros más, casi 15’ cuando ya el terreno que quedaba era totalmente favorable y me sentía muy bien. No sé cuántos me habrán adelantado, pero me ofusco y cometo el segundo error del día, tirar a saco intentando recuperar el tiempo perdido. Mal, muy mal, porque cuando cojo la interminable línea blanca de la antigua vía del tren me encuentro fundido. El camel me lo he pimplado entero, y en el avituallamiento del k38 (hablo de kms de perfil)me tomo mi tiempo. Una buena ducha con manguera, me siento en una caja para rellenar el camel y tomarme otro Powerbar y para adelante.



Los dos kilómetros hasta el 40 se me empiezan a hacer largos. Me he vaciado mucho y lo notan mis piernas y, sobre todo, mis gemelos. Esto último me extraña un poquito, porque si algo he hecho ha sido beber agua como un camello… Vuelvo a beber en este avituallamiento. Sólo quedan 4 pero son esos cuatro en los que se bordea el pueblo y parece que no se llega nunca. El camino se me hace muy eterno. Los kilómetros se estiran como si fueran de goma y no voy, no voy nada. Toca andar. Una vez, dos veces, tres veces… hasta que por fin piso asfalto con los ecos de la megafonía. En la última recta me da un latigazo el gemelo y tengo que parar a estirar. Giro a la derecha y entrada en meta en 4h02’ que era el tiempo previsto, pero que después de cómo se habían desarrollado los dos primeros tercios, hubiera sido bastante más bajo seguro. Me salen 47k en el Garmin, casi 3 más del recorrido marcado. Acabo totalmente fundido. Esta vez sí puedo decir que lo he dado todo. Posición final, 9º. Esto sí me ha sorprendido, porque creía que había bajado más posiciones durante mi “excursión”.



Este es el material que utilicé en carrera:
Zapatillas The North Face Single Track. Una vez más, sólo puedo hablar maravillas de ellas. Los pies aguantaron a la perfección, como si llevara unas pantuflas. Es el tercer par que gasto y, como nota curiosa, estas últimas me da la impresión de que tienen la horma un poquito más ancha. En la salida tenían 106 Kms, trotadas lo justo para acostumbrarlas a los caminos. También aguantaron con nota el agua de las mangueras y de los botellines en los avituallamientos.
Calcetines Altus PRLP. Aquí había dudas. Son nuevos este año en el catálogo de Altus y ni siquiera había probado un par en entrenamientos. Me arriesgué, metiendo un par de los antiguos en la mochila por si acaso, y salió bien. Muy agradables al tacto, con buenos refuerzos en zonas sensibles. Quizás un poquito altos para mi gusto, pero eso también impide la entrada de piedrecillas y polvo. Buena elección.
Camiseta Altus Tahití. La habitual, pero customizada para las carreras de verano. Esto es, con las mangas cortadas (en modista eh, que uno tiene su punto fino) y algo más corta de lo habitual. Pensaba que me iba a dar calor, pero no. Buena absorción de sudor y fácil evaporación del agua de los manguerazos. Y como ya dije en París, queda muy bien en las fotografías.
Mochila Salomon Raid Devil 25. Decidida el mismo día de la carrera a las seis de la mañana, en dura pugna con la Altus Desert. ¿Por qué? Básicamente por el peso, 200 gramos menos a pesar de tener mayor capacidad. Finalmente metí una bolsa camel de un litro solamente, que resultó suficiente pero que tuve que rellenar en un avituallamiento. Esta mochila tiene ya tres años y está como el primer día.
Pantalón Kalenji. No soy especialmente maniático con los pantalones de correr. Utilizo siempre estos en carrera por los bolsillos. Lleva 4, dos a cada lado y uno trasero, y vienen de medio para llevar los geles a mano.
Gorra Altus Alcedo. No me gusta llevar gorra. Me agobia y además no evapora el calor del cuerpo como llevando la cabeza al aire. Por eso lo mejor que puedo decir de una gorra es que no se note que la llevas, y este modelo lo ha conseguido. Ligera, transpirable y de tela muy finita.
Comida. Llevé cuatro Powergel y un litro de agua en el camel. De los geles tomé tres en los k12, k24 y k38. Posiblemente el último algo tarde. De agua, bebí el litro del camel que volví a rellenar y más o menos medio botellín en cada avituallamiento.

Y éste el track de la carrera:

26 marzo 2011

Ecotrail de Paris 80k 2011


Antes de salir de Zaragoza, comentando la carrera con Pablo, dudaba entre si sería mejor salir a saco hasta que el cuerpo dijera basta o si, por el contrario sería mejor salir reservón e ir de menos a más. Yo me decantaba por la primera opción, mientras que Pablo me recomendaba mejor salir tranquilo.

Llegamos a París el viernes a primera hora, y la primera sorpresa fue el tiempo. Temperatura superagradable, casi calor. La recogida de los dorsales, como debe ser, a los pies de la Torre Eiffel. Mucho ambiente en el village, interesante feria del corredor y toda la parafernalia de un evento de estas características. No en vano, somos 6.000 los corredores inscritos sumando las 3 pruebas (18k, 50k y 80k). Pulserita identificativa en la muñeca, chip en la zapatilla, dorsal personalizado… todo muy rápido y bien organizado. Una ruta de turismo, demasiado para lo que toca antes de una competición con una pequeña ampolla de regalo al llegar al hotel, y a la cama que aunque no tocaba madrugón sí había que descansar.




El sábado amanece con la misma temperatura, esta vez nos olvidaremos del frío. Vistas las condiciones, toca reorganizar la mochila. Se quedan en casa la manga larga, la camiseta térmica y las mallas. De ropa solamente meto las piratas obligatorias, unos calcetines de repuesto y un par de guantes, aparte del cortavientos que también era obligatorio (y en tan buena hora). Lleno bien el buche en el desayuno, me despido de Bea (ainss, no sé yo si quedarme con ella y pasar de sufrir por los bosques…) y me acerco a coger el cercanías que me llevará a la salida. Tras setenta minutos de tren y diez de autobús me encuentro en la explanada de San Quentin en Yvelines, a las 11h, faltando todavía 90’ para la hora de salida. Como me he apuntado a un estudio clínico de la Universidad de París, entre que me hacen el electrocardiograma y las diversas pruebas se hace más llevadera la espera.

Contra todo pronóstico estoy muy tranquilo, algo que me sorprende. Hablando con participantes de ediciones anteriores, me comentan que la carrera engaña mucho, siendo bastante más dura de lo que puede parecer en los perfiles, sobre todo la parte central de los 34k sin avituallamientos. A estas alturas ya he decido optar por la opción Pablo y salir tranquilo. Tengo claro que hay que llegar vivo como sea al k56 y a partir de allí lanzarse a saco (si se puede obviamente). Después de unas cuantas carreras ya me he dado cuenta de que este tipo de competiciones no se corren con las piernas, sino con el coco. Hay que economizar esfuerzos y conseguir tener la mente limpia.



A las 12:15 nos metemos al cajón, últimas indicaciones de la Organización que sirven para decirnos que finalmente la carrera será de 84k y a las 12:30 en punto la salida. Allez allez allez que nos vamos para delante. Primero kilómetros multitudinarios, mucha gente para caminos muy estrechos y que además están plagados de agujeros. Se me va el pie dos veces, por lo que reculo y dejo pasar a bastante gente para tener un poco de espacio libre por delante y ver lo que viene. Estos primeros diez kilómetros son fáciles entre estanques, campos de golf y zonas recreativas, todo sin apenas desnivel. Me encuentro muy bien, podría ir más rápido pero esto es “molto longo” (Juanito dixit), y hay que pensar en lo que viene por delante. En cuanto salimos de esta zona empieza la bueno. Entre bosques espesos y caminos estrechos llenos de hojas aparecen emboscadas de toboganes infernales con desniveles de más del 15% en menos de doscientos metros. No quiero ni pensar en lo que puede ser esto bajo la lluvia, y no quiero pensarlo porque a lo lejos se oyen truenos de tormenta.

A buen ritmo llegamos al avituallamiento de Buc, k22. 2h08’ de carrera y posición actual 671. Muchísima animación, todo el pueblo está ayudándonos. Música, gritos de ánimo “allez espagnol” que suben la moral. Me siento tranquilamente en un rinconcito, me tomo una Powerbar y lleno los dos camel (he salido con ellos vacíos). Miro el plano y veo lo que me espera por delante: 34k de esos toboganes salvajes hasta el próximo avituallamiento. Un trail de este tipo me lo tomo como la suma de pequeñas carreras, de etapas que debo completar. Ha caído la primera y ahora empiezo por delante la más dura. El paisaje es muy bonito por esta zona, alternando cortos paseos por orillas de lagos con largos tramos de desnivel por los bosques. Me sorprende mucho la animación, no esperaba tanto público fuera de los pasos por zonas habitadas. Poco a poco noto la dureza de la carrera, y es que a cada subida le sigue una bajada similar. No son las típicas ascensiones largas de una carrera de montaña, es un rompepiernas constante que castiga los cuádriceps a saco. En el k32 me tomo un Powergel, y una fina lluvia empieza a acompañarnos. Se agradece, ya que hacía calorcillo, por lo que no saco el cortavientos. El tema se empieza a complicar bastante. Joder, yo me esperaba una carrera como la Trashumad, donde se podía correr bastante, pero aquí de correr poco. Es muy difícil coger ritmo. En las bajadas procuro no retenerme para no cargar más las piernas. A la altura del k42 me tomo un segundo gel.



Ahora la fina lluvia se ha convertido en el diluvio universal. Toca parar, sacar el cortavientos de la bolsa estanca y la gorra. Madre mía que forma de caer agua. ¿Me preguntaba antes como era esta carrera con barro? Pues ahora lo sé. En las subidas te resbalas hacia abajo y en las bajadas no puedes frenar. Maravilloso, pero por lo menos no hace frío. Físicamente estoy respondiendo bien y mentalmente también. Ya falta menos para ese k56 y a partir de allí todo será más fácil. En el 46 entramos en Meudon y su observatorio. Un precioso pueblecito y un más bonito todavía palacio-observatorio, si no fuera porque está cayendo la mundial y el que ha montado el recorrido ha tenido a bien meternos unos buenos tramos de escaleras, adoquines y gravilla. Vamos, el sueño de cualquier participante. Aquí hay una fuente, y paro a rellenar los camel que están bastante secos. Al salir del observatorio hay parada obligatoria de control de material. En la pancarta marca el k46, pero mi Garmin me enseña 49. ¿Tres kilómetros menos? Lo que faltaba… 5h23’ de carrera y posición 447. No está mal, pienso. Toca abrir la mochila y enseñar el material obligatorio: frontal, luz de posición y manta térmica. Salgo de aquí un poquito tocado, contaba con la llegada al avituallamiento dentro de 7k, pero si ahora son tres más voy un poco justo de todo. Procuro no pensar en ello y sigo para adelante. China chana, no debo ir tan mal porque voy pillando corredores sueltos. A todo esto, ya he parado a orinar cinco veces, algo que me pasa habitualmente cuando la humedad es alta. No pasa nada, pero no deja de ser una jodienda.

La lluvia arrecia y los caminos se han convertido en pastel de chocolate, las zapas pesan un quintal y los calcetines ya hacen chof-chof dentro de ellas. De repente, al doblar un camino, un griterío ensordecedor y una masa salvaje de gente se abre ante mi al final de la enésima subida, que por cierto se hace eterna, hasta que llego al control de Chaville, avituallamiento del k56 (y era mi Garmin el que marcaba bien). Entrada a la zona de control tipo Tour de Francia, por un caminito estrecho en subida rodeado de gente a ambos lados que te jalean. Uf, cómo se agradecen esos ánimos. Posición 424, 6h13’. Estoy muy contento porque he llegado donde quería fresco, tal y como estaba planeado. Quizás más tarde de lo que pensaba, pero visto el percal, bien. Me tumbo en la hierba mojada, estiro un poco, me meto dos Powergel con cafeína y saco el Ipod con mi música seleccionada para darlo todo. Hasta aquí hemos llegado, y ahora hay que salir del control a romper, a vaciarse completamente hasta que el cuerpo aguante.

Y así voy, a saco. Quedan sólo 26k por delante, está todo hecho, y además a partir del 73 ya no hay desnivel. Con la música atronando en los oídos subo corriendo pendientes que antes me costaban un siglo andando, la moral la llevo por las nubes y los kilómetros caen uno tras otro, alguno incluso por debajo de 5’. Ha anochecido y sigue lloviendo, el frontal ilumina los caminos y ahora son más frecuentes los pasos por pequeño pueblecitos. A la salida de Avray, por ir demasiado rápido pierdo las marcas y me meto por camino equivocado. Serán sólo unos 300 mts de ida y otros tantos de vuelta, pero suficiente para bajar un poquito el ritmo y fijarme más en las señales.

Llego al último control, Saint Cloud. 8h12 y puesto 275. Medio litro de Coca-cola entra en mi cuerpo mientras a lo lejos ya veo la Torre Eiffel iluminada. Bufffffffffffffff, ya estoy. Ya ni como ni bebo, sólo me quedan 15k, que voy restando mentalmente conforme avanzo. Justo a la entrada de París la lluvia baja en intensidad. Dudo si parar a quitarme el cortavientos, pero hace fresquete y sigo con él. K75, Sevres. Esto ya es civilización. La gente que sale el sábado por la noche se sorprende de vernos. K76 y veo el foco de la Torre que gira y nos llama. K77, llego a los muelles del Sena. Ya no queda nada. La piernas me duelen un huevo, tengo que parar a andar algún tramo y me acuerdo de la familia del que ha hecho el trazado cada vez que me toca bajar escaleras, pero ya no me importa. La torre está allí, a lo lejos y parece que no voy a llegar nunca, los kilómetros se estiran como si fueran de goma hasta que por fin subo el último tramo de escaleras bajo el puente y se abre ante mi la explanada, llena de gente animando. Llego al pie en 9h30, posición 285. Sólo me queda subir las escaleras y cruzar la meta en 9h35’12”, 291. FINISHER DEL ECOTRAIL.



Víctor Fernández decía que un encuentro de fútbol se componía de varios pequeños partidos dentro de él, que a su vez marcaban el devenir del resultado final. En mi opinión, un trail consta igualmente de pequeñas carreras que, sumadas, conforman el recorrido total. Muchos kilómetros, muchas horas, muchas circunstancias, muchos factores que nos pueden llevar al fracaso o al éxito.
En París tenía visualizada la carrera desde antes de la salida. Leyendo opiniones de años anteriores, vistos perfiles y situación de los avituallamientos sabía que la clave estaba en el k56. Llegar aquí con fuerzas significaba tener la carrera en las manos. Por el contrario, sufrir en estos primeros dos tercios sería fatal. Lo conseguí, en base sobre todo a la experiencia adquirida en estos dos últimos años. Porque después de alguna carrera de este tipo uno ya empieza a conocerse, sabe donde están sus límites y adecuar cuerpo y mente a las circunstancias. Aunque ya lo dije el otro día, vuelvo a repetirlo. Estos retos se superan con el coco en un 90%. Regulando, apretando cuando toca apretar y reservando fuerzas cuando toca.
Gracias a tod@s por los mensajes de apoyo, el seguimiento y los ánimos. Os aseguro que vuestro aliento de ánimo venía conmigo en la mochila. Sois tod@s cojonud@s!!!!
Y hoy he vuelto a recuperar los entrenamientos. Bueno, ayer ya me pasé por el gimnasio y troté unos 10', pero hoy he salido de nuevo al monte. 90' para 16 kilometrillos, con algún dolorcillo todavía en las piernas.

Os dejo el recorrido en Everytrail:

IMPRESIONES DEL MATERIAL UTILIZADO:
Zapatillas The North Face Single Track. Una elección excepcional. Ligeras, amortiguadas, blanditas, agarre perfecto tanto los kilómetros de seco como los de mojado y no me castigaron las piernas en los kilómetros de asfalto. He notado al utilizarlas una mejoría brutal en la zancada y en la economía de carrera.
Calcetines Altus PRLP. Con una capa de aloe vera en el interior, y a pesar de la lluvia y la humedad, ningún problema de ampollas ni rozaduras. A pesar de llevar un par de repuesto en la mochila, no fueron necesarios.
Camiseta Altus Tahití. Era la primera vez que la utilizaba en competición y terminó con nota. Transpira muy bien y en los momentos de lluvía la repelía bastante bien, sin llegar a empapar. Además, queda francamente guapa en las fotos.
Cortavientos Altus Alaska. Absolutamente increíble. A pesar de la cortina de agua que tuvo que soportar, resistió como un campeón manteniéndome completamente seco y sirviéndome también de abrigo.
Mochila Salomon Raid Devil 25. Posiblemente hubiera servido una con menor capacidad, pero la obligación de los dos litros de agua me hizo llevar esta. Sólo puedo hablar bien de ella. Se une a la espalda excepcionalmente, no se cantea lo más mínimo, blandita en los tirantes y muy acolchada. Corres como si no llevaras nada, lo que se busca en una mochila de trailrun.
El resto del material, gracias a la buena temperatura, no fue necesario. Ni guantes, ni mallas, ni buff.
Comida. Cayeron al buche tres geles y tres barritas. Powerbar en el control del k22, en el k42 y en el avituallamiento del k56. Power gel en el k32 y otros dos en el control del k56. Me sobró un gel, porque aunque tenía hambre al final, ya no quería ralentizar pero no me hubiera sentado mal. La cantida que llevé fue la justa, menos hubiera sido arriesgar demasiado.