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28 noviembre 2010

Maratón de Zaragoza 2010


Cuando a primeros de octubre terminé la Trashumad, y viendo que tenía por delante unos cuantos meses sin objetivos a la vista, como pronto hasta marzo, se me ocurrió participar en la maratón de Zaragoza. Hasta la fecha sólo había corrido una de asfalto y por obligación, ya que para participar en el Tahoe necesitaba una marca mínima. La preparación fue la justa para conseguir el tiempo necesario. Participé, logré la mínima y fiesta.

Este año ha sido distinto. Sólo cinco semanas para prepararlo específicamente, pero tomé la determinación de hacerlo a conciencia. Tocaba cambiar el chip de 12 meses enteros dedicados a correr por el monte. 12 meses de pensar en cuántas horas iba a correr y no a cuántos minutos por kilómetro me salía el rodaje. En fin, que tenía que cambiar radicalmente mi forma de entrenar. El objetivo estaba claro: mantener el fondo adquirido este año pero conseguir mantener ritmos altos. Así que con dos días de descanso después de los 70k de Cercedilla me puse a ello.
Kilómetros llanos, bastante asfalto y un día de series a la semana. Las primeras fueron malas, muy justitas por debajo de 4’. La siguiente semana las mejoré en 12” y la tercera ya fueron alrededor de 3’35”. Los dosmiles de la cuarta semana fueron algo más lentos pero buenos también. El resto de los días rodajes de entre 20 y 25 kilómetros a ritmos que oscilaban entre los  4’15 y 4’40.



Los resultados de los entrenos me dejaron satisfecho y llegue a la semana del maratón con confianza. Sólo temía una cosa, y es que precisamente me encontraba demasiado confiado. No notaba ese “respeto” a la carrera que siempre hay que tener. Y eso sí me preocupaba. Mi previsión de tiempo rondaba las 3h, aunque no lo decía. Me lo guardaba para mi, y aunque no lo compartía, tenía confianza en lograrlo.

La carrera me la tomo en serio desde la salida. Es tontería salir reservón, así que intento coger un ritmo cómodo pero vivo. Por debajo de 4’20 los dos primeros y después ya sobre 4’10. Me junto con Toño y vamos marcando buenos parciales. Demasiado buenos, comentamos, con la duda de que quizás los paguemos más adelante. Marco el 10k en 42’08, primer Powergel. Sigo con Toño un buen rato, relevándonos para pararnos algo el viento que empieza a notarse. Contra todo pronóstico, sigo manteniendo los ritmos, incluso por debajo de 4’10. Por la zona del Pryca me quedo solo. La cabeza me dice que baje el ritmo, pero me encuentro muy bien y sigo fuerte. Paso de la media en 1h28’36, segundo gel y comienzan los que son para mi los kilómetros más duros. No tanto por el viento, sino porque son muy desangelados, con poco público y por el horrible carril bici y el laberinto Expo. Caen los kilómetros, unas tras otro, siempre alrededor de 4’15 y alguno bajo 4’10. Pico el k30 en 2h06’45. La verdad es que miro el Garmin y no me lo creo. Me imaginaba que estaba bien, pero no tanto, sobre todo porque sigo muy fresco. Recuerdo que el año pasado por aquí mismo empezaba a sufrir bastante. Ultimo Powergel y ahora ya a muerte, queda poco y hay que darlo todo. ¡¡¡K32 a 4:00 y k33 a 4’05!!!



En el k34 me espera José Luis para acompañarme lo que falta. Por aquí el cierzo ya molesta bastante, y en la entrada del pabellón puente prácticamente me frena. Ese kilómetro me sale a 4’27. Aprieto los dientes como no recuerdo haberlo hecho en ninguna carrera. El tramo paralelo al Ebro por Helios es feo e incómodo, y la subida al Puente de Santiago se me atraganta muchísimo, pero a partir de aquí ya tenemos público y sus gritos me llevan en volandas. K40 en 2h49”, pero ya voy muy justito. Este kilómetro es interminable hasta llegar al giro final de Las Fuentes y volver de nuevo hacia el Pilar. Sigo apretando pero las piernas ya no corren como antes y me voy a 4’34 en el k41. El último kilómetro es espectacular con la gente animando por la calle Don Jaime, que al ser estrecha todavía se notan mucho más los gritos, hasta llegar a Plaza España, Independencia y completar el maratón en 3h01’27” oficiales, 3h01’18” netos.



Y lo más importante, gracias a tod@s por vuestros ánimos. Aquí y en la carrera. A muchos no os conozco personalmente pero se agradecen todos por igual.  

18 septiembre 2010

Trashumad Madrid - Cercedilla


La carrera de este finde debía suponer un punto de inflexión en lo que había hecho hasta la fecha. El jueves por la tarde el tema se torció un poquillo. Las rodillas llevan dándome guerra las últimas semanas y el fisio me comentó que hacer 100k no era lo más indicado para ellas, más si pensaba correr el maratón de Zaragoza dentro de un mes.

Luego estaba el factor de siempre, el sicológico. Conforme de acercaba el sábado, la idea de hacer 104k se me antojaba terriblemente dura y complicada. No por el entrenamiento realizado, que era correcto y estaba preparado, sino por el componente mental. El viernes por la tarde, cuando Mercedes vino a verme y estuvimos comentando el componente de sufrimiento al que debíamos llegar en las carreras, sufrir pero no pasar penurias, lo vi claro. Si tiraba hacia los 100k superaría la barrera del sufrimiento para llegar a la de las penurias, algo que no contemplo. Como ya nos conocemos en el ambientillo y hay mucho mariconcete suelto, a las 7 de la mañana mandé unos cuantos SMS y publiqué en el Facebook que mi participación serían los 67k de distancia que separan Madrid de Cercedilla.

A la llegada el viernes por la tarde a Madrid, recogida de dorsal, visita de Mercedes y decisión tomada de hacer los 67k, le siguió la habitual noche de nervios y maldormir antes de una carrera importante. No por habitual deja de ser molesto, pero es lo que hay. Lo bueno de hacer estas carreras largas es que ya no me pego madrugones salvajes. Hay mucha carrera y el cuerpo tiene mucho tiempo para despertar y asimilar el desayuno.



A las 8:15 ya había mucho ambiente en Plaza Castilla. La mañana está algo fresca, pero el cielo está despejado y el día se presenta espléndido para correr. Quizá algo de calor, pero eso a mi me gusta. 4k de salida neutralizada por las calles de Madrid, en plan manifestación hasta que llegamos a la salida real. Como el la temperatura ya ha subido, aprovecho para quitarme la camiseta de manga larga y ponerme la de guerra. En esto que dan la salida, pero bueno, tampoco hay prisa y hay mucha carrera por delante.

Así que comienza la aventura. Con la famosa frase de Juanito en mi cabeza, me impongo un ritmo cómodo, por debajo de lo que me pide el cuerpo, alrededor de 6’. El terreno es cómodo para correr, caminos y pistas de piedra suelta con tramos de toboganes. El k10 cae en 1h01’. Cojonudo. El cuerpo me está sorprendiendo, voy de vicio pero no quiero forzar, que falta mucho todavía. Llego al control de Tres Cantos (k12 y 1h16’). Sorpresa del día: aquí está Amalio (Somal) para darme ánimos. Me comenta que estará en todos los controles. Dos vasos de Coca Cola, rellenar el Camel y para delante. No como nada porque no me lo pide el cuerpo, pero sigo hidratándome constantemente. K20 por debajo de las 2h y Colmenar Viejo ya se ve en el horizonte. El sol empieza a pegar y unas cuantas rampas, sobre todo la que pasa por el cementerio se hacen duras. No fuerzo el ritmo y las hago andando.



K22, control de Colmenar en el polideportivo (2h26’) Me siento tranquilamente unos minutos. Aquí ya me tomo una Powerbar, caen otros tres vasos de Coca Cola y vuelvo a rellenar el camel (me he pimplao un litro entre estos dos pasos). Le dejo algo de material a Amalio, ya que he cargado con demasiadas cosas y no necesitaré tanta comida. De Colmenar salgo con un petardo en el culo, tanto que no me fijo en el mojón del camino y me paso un cruce. Ya me extraña no ver a nadie, pero como del control he salido bastante solo, no me doy cuenta de la pérdida hasta que llego a una carretera. Total, que entre buscar las marcas, mirar y desandar lo andado pierdo unos 25’. Un guarda forestal indica el camino correcto y hala, para delante de nuevo. El terreno pica ya más hacia arriba, y ahora sí que ya toca andar un poquito más. El tramo hasta el control del k36 se me hace bastante largo. Pico en 3h53. Más Coca Cola, vuelvo a rellenar el camel y cae un Powergel. Las fuerzas siguen intactas y, lo mejor de todo, el coco está al 110%.

El tramo hasta Manzanares el Real es más complicado. También más bonito. Se abandonan las pistas y tengo más terreno de camino y sendas. La media sube, también hay más desnivel. Es el k44, nuevo control. Máaaaaaaaaaaaaaas Coca, más agua a la mochila y con 4h53’ en marcha de nuevo. Próximo destino Mataelpino, dentro de 6k. Recorrido chulo. Pasos entre pinares y entre dehesas de vacas y toros. También pistas forestales interminables con algún tobogán jodido que obliga a andar más de la cuenta. En este tramo paso momentos de flaqueza. Joder, parece que Mataelpino no llega nunca, hasta que por fin aparece. Es el k52 y en el avituallamiento está Luis Spanjaard. Aquí ya sí que me tomo mi tiempo. Más de 10’ paradito, comiendo otra Powerbar, bebiendo tranquilamente y pensando en que ya queda poco por delante. Salgo de aquí con 6h justas.



Y claro que queda poco, sólo 18k. Es hora de olvidarse de guardar fuerzas. Ponerse el ipod con la música a tope y reventar. Este tramo es similar al que estamos acostumbrados en las carreras de montaña. Sendas estrechitas, subebajas donde se puede correr. Tanto que me sale algún kilómetro por debajo de 5’. La Bola del Mundo vigila el paso en lo alto, señal de que ya queda muy poco. En el k60 está el control de La Barranca último antes de Cercedilla. Son las 17h30 de la tarde y llevo 7h03’ de carrera. Ni en los mejores momentos hubiera pensado llegar hasta aquí tan fresco y con tantas ganas. Pasamos por Navacerrada, una última subida traicionera y paisajes que me suenan del MAM que corrí en junio. Tramos de descenso, últimos kilómetros en 4’45 y entrada al polideportivo de Cercedilla en 7h40’10”.

15 julio 2010

Tahoe Rim Trail 50


Si tuviera que ubicar la belleza natural en algún lugar, sería sin dudas en el Tahoe. Un lago de aguas cristalinas impresionante rodeado de cumbres de más de 3000 metros todavía con nieve en el mes de julio.

El viaje hasta allí fue largo. Prácticamente 17 horas entre aviones, aeropuertos y traslados. Así que llegamos a Carson City el miércoles por la noche, 2 días antes de la carrera, que aprovechamos para reconocer un poquito el terreno y asistir a la bienvenida a los corredores del jueves por la tarde. Pizzas, cerveza y un muy ambiente, de momento poco o nada competitivo nos dieron la bienvenida a las carreras en USA. Del terreno, me sorprendió algo la arena que se veía por los caminos. No la esperaba, pero tampoco pensaba que sería mucha. A todo esto, las piernas las notaba muy pesadas del viaje.


El día de la carrera amanecemos a las 3h45’. Amanecer por decir algo, porque es noche cerrada. La salida es a las 6h00, justo cuando amanece, en Spooner Lake. El buen ambiente sigue reinando. Unos grandes focos iluminan la zona de salida y la organización ha dispuesto de café y bollos para corredores y acompañantes. Muchos corredores llevan polainas, lo que me mosquea un poco. ¿Tanta arena habrá? No creo, pienso. Estamos en la montaña, a más de 2000 metros de altitud… Finalmente he decidido salir con mochila en la espalda portando lo básico: dos pares más de calcetines, geles y dos bidones de mano vacíos por si son necesarios, ya que hay bastante distancia entre los avituallamientos y puede que necesite cargar agua. También llevo una nota con los pasos y los avituallamientos en kilómetros y en millas. Esto mismo pero con el perfil me fue muy útil en el MAM.




La salida es tranquila, mientras la niebla que sale de Spooner nos envuelve, no parece que los ritmos sean muy vivos, aunque a mi me cuesta empezar. Las piernas pesan y no me noto fresco. A todo esto, la arena sí es abundante y a ratos llega a cubrir el pie entero. Buena elección hubieran sido las polainas, pero ahora ya no hay remedio y ya me cambiaré de calcetines por el camino. Comenzamos un tendido ascenso de siete kilómetros por sendas hacia Marlette Lake. Algo no funciona, porque las piernas siguen sin ir e incluso comienzan los dolores musculares, que con 70 Kms por delante es algo preocupante. Busco un ritmo cómodo, me concentro en admirar el paisaje y sigo para adelante. Las ganas que tengo y las charlas con otros corredores me hacen muy ameno el recorrido. En el k10 llegamos al primer avituallamiento, donde cae el primer gel y donde ya tengo muy claro que la carrera se me va a hacer muuuuuuuuuuuuuy larga. El tiempo no es malo (1h05) en un terreno de constante ascenso pero las sensaciones no.




El tramo de descenso es espectacular. Sendas y curvas de 180º entre inmensos bloques de piedra granítica me llevan al k20 (2h04) y al segundo avituallamiento. Aquí tengo que parar un buen rato a recuperarme de los dolores musculares y abdominales que empiezan a ser fuertes. De este punto sale un bucle de 11 Kms que vuelve hasta aquí para a continuación desdoblar la carrera de las 50M y de los 50 Kms. Mientras hago el bucle maduro la idea de hacer el downgrade. Parece que esta decisión me da alas, puesto que paso el k30 en 3h16’ a pesar de ser el tramo más complicado de todo el recorrido (k29 en 12’17 y k30 en 11’20). A partir del 30 se vuelve por el mismo camino. Me tomo dos ibuprofenos para mitigar un poquito el dolor y consigo coger un buen ritmo, que no es bueno, pero que por lo menos es constante.  Me ayuda también que recuerdo el terreno por el que he pasado. Empiezo a pasar muchísima sed. Saco los bidones del camel y empiezo a correr con ellos. Llego al k40 en 4h46’. El tramo que queda ya es sencillo. Descender lo ascendido al principio, apretar los dientes y llegar a meta. A pesar de que los tramos son fáciles, toca andar bastante, se hace muy largo el final y parece que no llega nunca.

Al final, 5h53’ y 7º puesto oficioso. Sinceramente, muy contento.

A pesar de lo que pueda parecer en un primer momento, desde el primer kilómetro tuve claro que no era el día. El coco sí que funcionaba, pero las piernas no. Hice un papel más que digno en los 50k y completar la experiencia con un buen sabor de boca.




¿Causas? Pienso que varias. La primera el viaje. A pesar de que contaba con ello y por eso llegué dos días antes de la carrera, no fueron suficientes. El dolor de piernas me acompañó desde que llegué hasta el día de la carrera. Y eso que no hice turismo de pateo e intenté descansar lo máximo posible. Bueno, eso entra dentro de lo normal. Lo que ya no es tan normal son los dolores en los rectos abdominales, que me lleva a la segunda causa, demasiados días de descanso antes de la prueba. Una semana entera sin rodar nada y casi diez días sin hacer abdominales, cuando normalmente hago del orden de 300 al día. Esa combinación me dejó el cuerpo demasiado descansado, sin la chispa necesaria para una competición de este tipo.

Por el contrario, la mente volvió a responder al 100% (y ya van unas cuantas veces este año, prueba superada). La experiencia es altamente recomendable. El ambiente es completamente distinto a los que estamos acostumbrados por aquí. Por lo menos a nivel medio como nosotros, mucho menos competitivo. Más enfocado a la superación personal y al buen rollo entre amigos. He disfrutado como nunca antes de una carrera con el ambiente, durante ella con el espectacular recorrido y la animación de los avituallamientos, y después saboreando el resultado. Vamos, que estoy deseando volver por allí. Será cuestión de empezar a mirar el calendario 2011.

02 julio 2010

Desértica Extrema 2010


Año tras año, espero esta carrera con muchas ganas. Atípica, distinta, fuera de lo habitual... es mi preferida del calendario y procuro no faltar. Este año además teníamos la posibilidad de participar por equipos en la combinada RUN + BTT. Mikel y yo formamos el equipo, el bautismo del Belife Xtrem en una competición, con la esperanza de quedar por delante. Igualmente, también participaba individualmente.


La primera etapa era el sábado 3 a las 17:00 en Valmadrid. 8 Kms previstos que finalmente se quedaron en 7,5. Día plomizo, pero con calor agobiante. A la hora de la salida el sol se animó a salir y subió la temperatura a 35º según el Garmin. El sábado hay que correr con cabeza. No se puede ganar mucho tiempo, pero una mala etapa te puede hacer perder bastante y quedar tocado para mañana. El recorrido, como siempre, rápido y muy divertido. Como la salida pica hacia arriba, me puedo poner delante, pero en cuanto el terreno se estabiliza vuelvo a mi sitio, entre el grupo de 20 de delante. Pistas y caminos, el habitual tramo de descenso por los campos labrados y vuelta a Valmadrid. El último kilómetro empiezo a pensar en mañana, guardo fuerzas y entro 15º con 31'33". Buen comienzo de carrera. Bañito en la piscina y mañana más.


El domingo a las 10:30 se daba la salida en La Puebla de Albortón. De propina, los 22k se covertían en 25k, puesto que este año había que bordear la cantera en vez de pasar por medio. Personalmente, para mi mejor. Cuantos más kilómetros y más calor, me va mejor. En la salida me pongo en primera fila para llegar al cresteo lo más adelante posible. Incluso meto los codos, jeje. Tramo de cresta de 1 kilómetro es caso (mal, este año lo han acortado), fila india de corredores subiendo y bajando, me quedo entre los diez primeros en tierra de nadie. Los de delante a unos doscientos metros y los de atrás se van quedando poquito a poco. Hora de poner el piñón fijo y los kms caen uno tras otro a unos 4'20 de media, con alguno suelto por debajo de 4'. El paso por el cañón, como siempre espectacular. Después de varios años corriendo aquí, un punto a favor es que me conozco el recorrido como la palma de mi mano y recuerdo cuándo se puede apretar. En el k12 volvemos a pasar al lado de La Puebla. Curva de 180º, ducha con la manguera, Powergel al buche y empiezan las rectas interminables camino de Belchite. El grupo de 3 de Victoriano sigue ahí, a 200 mts. No se elaja más pero tampoco me acerco yo. Por detrás ya no hay nadie. Sólo queda tirar de coco. Sigo por debajo de 4'20 todos los kilómetros, en cada avituallamiento dos botellas de agua, una para beber y otra para ducharme. Empiezan a pasarnos los de las bicis, que vaya velocidad llevan por cierto. Ya se ve Belchite a los lejos, en el k22 me tomo otro Powergel y encaro los últimos 3 a saco, aunque ya se nota el cansancio y salen a 4'30. Llegamos al asfalto, curva a meta, beso a Bea antes de pasar por el arco y termino en 1h49', posición creo que 8º ó 9º.

Termino muy satisfecho, bueno como todos los años aquí. Hoy el calorcito ha pegado de lo lindo, yo creo que más que otras veces. La carrera ha ido muy bien y el cuerpo ha respondido a la perfección. Los buenos entrenamientos de estos últimos dos meses se notan.

En el sector de BTT, me extraña que Mikel no me haya pasado. Parece ser que el grupo de cabeza se perdió por unas malas indicaciones. No obstante, salen las clasificaciones y hemos quedado ¡¡PRIMEROS!!. Hombre, creíamos que podíamos hacer algo, pero de ahí a ganar... Y para rematar el día, sin haberlo imaginado siquiera, me he quedado2º en veteranos (joder, ¿con 37 años se es veterano?). Después de cinco años corriendo en serio es la primera vez que gano algo. Menuda ilusión.


1º EN EQUIPOS RUN + BTT Y 2º EN VETERANOS. El Belife Xtrem Team (Mikel y yo) gana en la clasificación por equipos e individualmente, segundo clasificado en veteranos.¡¡GRACIAS A TOD@SPOR VUESTRO APOYO!!

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14 junio 2010

Maratón Alpino Madrileño







Curiosamente, antes de estas carreras complicadas, siempre me viene a la cabeza la frase de Juanito, el jugador del Real Madrid, de que “90 minuti en el Bernabeu son molto longo”. Extrapolado aquí, 42 kilómetros por la montaña pueden hacerse muy largos si no regulas bien desde el principio, si no te mentalizas de lo que te espera. Con esas palabras en la cabeza y con un miniplano del perfil en la muñeca, pasé por el arco de salida manteniendo un ritmo cómodo, quizás algo reservón, pero animándome conforme avanzaban los kilómetros, ya que me encontraba muy bien y las piernas respondían el 100%. 7 Kms de sendero y bosque con los pies ya mojados por los pasos de riachuelos (¿para qué cruzas por las piedras?) hasta que llegamos a Navacerrada. Aquí la niebla nos envuelve, pero no llega a hacer frío del todo, y empieza la ascensión a la Bola. Dura, dura de cojones, pero con un buen ritmo de trantran, supero los 500 mts de desnivel y llego en 1h26’. No está nada mal, pienso. Primer Powergel, agua, y descenso hacia cotos. Como es habitual en mi, hago la risa bajando, aunque es verdad que no es tan técnico como pensaba y respondo bastante bien. Ya casi llegando a Cotos sale a mi encuentro el gran Ser13gio. Por fin lo conozco en persona, ya tenía ganas y me acompañará unos cuantos kilómetros, aunque ahora mismo ya ni me acuerdo dónde lo perdí de vista.

Empieza la subida a Peñalara. Primero por un tramo de sendero que permite correr a ratos, hasta que se llega a la parte de montaña pelada. Aquí la niebla lo envuelve todo. Se ven las sombras de los corredores por delante. Ciertamente me parece espectacular. Sigo yendo cómodo, aunque en un momento dato me animo más de la cuenta y me voy al suelo (sí, subiendo, valiente torpe). Golpe en la rodilla y el brazo que afortunadamente no va a más. Aquí no se puede perder la concentración ni un segundo. La niebla sigue envolviendo todo, lo que en cierto modo es un alivio, ya que no se ve el final del ascenso ni lo que nos falta. Al final toco chufa en Peñalara en 2h40’. Toca bajar, con muchísimo cuidado por la zona de piedras y más ligero ya por la pista y el sendero hasta el descenso hasta Cotos. Me voy animando por momentos, pues esto pinta bastante bien. No tengo síntomas de cansancio, pero en el avituallamiento me tomo mi tiempo, segundo Powergel y para adelante. Estamos en el k24, y tras otros 3 de senderos y bosque comienza la temida subida a Cabezas.


Mucho me habían hablado y había leído de esta subida. Y todo se queda corto. Una pared infernal, de rocas imposibles al principio, sendero en zigzag después donde a veces daba un pasito adelante y dos para atrás. Me entra el pajarón del siglo. No hay manera de avanzar, incluso alguien me pregunta si estoy bien. Consigo no pararme en ningún momento, pasitos cortos, despacio, pero avanzando. 28’ el primer kilómetro de ascenso. Uffffffff, esto no se acaba nunca, y cuando parece que corono cima, queda el tramo infernal de cresteo. Me da la sensación de estar avanzando por el rompeolas de un puerto de mar. Y el mar de piedras no se acaba nunca. El segundo kilómetro se me va a 24’. Por fin empiezo a bajar, aunque tampoco está el camino para tirar cohetes. Saco mi planito y veo que ya queda lo fácil. Ascenso tendido por camino corrible y, por fin, segundo ascenso a la Bola del Mundo, donde llego en 5h15’. Desde aquí ya es todo descenso. Incluso el día se ha abierto y permite ver el paisaje espectacular.



A todo esto, en el último ascenso el isquiotibial derecho se ha declarado en guerra y empieza a doler. En la bajada a Navacerrada me molesta de verdad, cojeando un poquillo. No me queda más remedio que estirar en el avituallamiento, darme un masaje con Reflex y pedir que no vaya a más. Sólo quedan 8 Kms de descenso, por el mismo camino de la ida, donde se puede correr, y ahora que he llegado hasta aquí no es momento de joderla. No obstante, un ibuprofeno en el bolsillo está preparado por si la cosa va a mayores, aunque no hará falta. El réflex me ha hecho efecto y me permite disfrutar del tramo final. Incluso hace algo de calorcito. Por fin llega ese mágico momento de las carreras de montaña en el que el sonido de la megafonía nos dice que estamos cerca, muy cerca de meta. Tanto, que termino en 6h06’.



He sobrevivido al MAM. Lo he disfrutado muchísimo. Lo he sufrido mucho en el tramo de Cabezas, pero el balance es claramente positivo. Una auténtica carrera de montaña, larga y dura como tienen que ser estas carreras. A modo de curiosidad, he ido más rápido aquí, 7’/Km, que en Oturia hace quince días, 8’/Km, siendo Oturia una carrera en la que se corre mucho más. La clara diferencia entre un día en el que las piernas no van y otro en el que sí.

Muchísimas gracias a los organizadores por poner a nuestra disposición esta prueba. Perfectamente organizada y marcada. Gracias a Mina, a Mercedes, por hacernos sentir como en casa. A Amalio por venir a verme el sábado, a Ser13gio por acercarte a compartir unos cuantos kilómetros y a Valentín por conocernos.

22 abril 2010

Jorgeada de Aragón 2010


Y pasó la Jorgeada. 9h19'40" después, Chema y yo llegábamos a la Ermita de San Jorge después de haber recorrido juntos los 74 Kms que separan Zaragoza de Huesca. Una muesca más y una gran satisfacción por haber completado al fin una carrera ultra. Finalmente no llevamos mochilas de apoyo, por lo que lleno la mochila con todo lo que pueda necesitar, incluyendo un bidón de agua y otro de Cocacola sin gas.

Salimos puntuales a las 22:00 desde la Plaza del Pilar de Zaragoza. Después de haber estado toda la mañana lloviendo, por la noche nos da una tregua y el cielo se abre, aunque nos acompañará una fina llovizna toda la carrera. Como nadie sale corriendo y el recorrido no lo conocemos hasta que salgamos de Zaragoza, nos acoplamos al grupo de andarines de cabeza (vaya velocidad a la que andan!). El Garmin tarda 4 Kms en cogerme señal. Menos que el de Chema sí que se ha puerto en marcha desde el principio y me sirve de referencia. Por fin salimos de Zaragoza y empezamos a correr por los caminos marcados. Frontal en marcha que ya no nos abandonará. Buen ritmo, algo rápido para lo que tenía previsto, pero voy resistiendo bien. San Gregorio, San Juan de Mozarrifar, carretera de Huesca, cruzamos Villanueva y enfilamos Zuera por asfalto hasta llegar a Las Lomas donde cogemos pista de tierra. Primera barrita Powerbar y adelante. Los caminos de tierra hacen más entretenido el camino, con toboganes y algo de barro. Llegamos a Zuera tras 2h30', 25 Kms, y parada técnica en el pabellón: quitar tierra de las zapas, rellenar bidones, comer algo. Una pequeña ampolla en la planta del pie empieza a darme guerra.

Salimos de Zuera. Desde aquí ya no encontraremos ningún avituallamiento montado, ya depende todo de nosotros y de alguna furgoneta de apoyo. Tras 5k de asfalto por carretera nos equivocamos y en vez de coger la pista de tierra paralela seguimos por asfalto. No influye en el camino pero sí en nuestras piernas, que notan los kms por superficie dura. Cubrimos la distancia del maratón en 4h32. Por medio ha caído otro Powergel y bastante agua. El esfuerzo me empieza a pesar y hasta que llegamos a San Jorge, k48 con bifurfación a camino de tierra, sufro bastante metiendo bastantes tramos andando. En este kilómetro hay una furgoneta de asistencia. Relleno bidones y me tomo un ibuprofeno para los dolores musculares que eran intensos en las piernas. Estamos en el 48 con 5h15'. Desde aquí ya casi todo es tierra.



Recuperamos la marcha tras 10' de descanso con la vista puerta en Almudévar. Me encuentro como nuevo, aunque a Chema le ha sentado algo mal un plátano que ha comido. No obstante, los kilómetros empiezan a caer rápidamente, llegando a Almudévar tras 8k con 6h10' acumuladas. Aquí comienzan nuestros problema con las marcas. Perdemos mucho tiempo a la salida del pueblo buscando las marcas del camino correcto, hasta que por fin damos con la cabañera que tiene como destino Huesca. La Cabañera Real se hace muy larga. A pesar de que el ritmo es bueno, constantes bifurcaciones nos hacen parar para buscar las marcas del camino bueno, desandando a veces lo avanzado.

7h44' de carrera, 63k, y vemos las luces de Huesca a lo lejos, pero nos queda el peor tramo. un tramo de monte abierto de 3k, difícil y con las marcas muy difíciles de encontrar. Para colmo, con la lluvia tenemos barro y mucha vegetación húmeda. Esos 3k nos llevan 40'. Menos mal que vamos dos y nos complementamos en la búsqueda, pero las zapas y los calcetines ya están empapadados. Chof chof chof. Por fin cubrimos esos kilómetros para enfilar los últimos tramos.



Ya esta amaneciendo cuando vemos con nitidez Huesca. A estas horas ya poco corremos y básicamente andamos, si bien mantenemos un buen ritmo. Finalmente llegamos a la Ermita de San Jorge a las 7h20', después de 9h19'40", cansados pero satisfechos.